México

Claudia Sheinbaum rinde homenaje a Tenochtitlán y reafirma el compromiso con los pueblos originarios

Durante la conmemoración por los 700 años de México-Tenochtitlán, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó la herencia indígena, el papel de la Cuarta Transformación y el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios.
Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México
Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México / Especial

Durante el evento “Siete Siglos de Legado de Grandeza de México-Tenochtitlán 1325-2025”, realizado en el Zócalo capitalino este 26 de julio, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ofreció un discurso en el que reivindicó la herencia indígena como parte esencial de la identidad nacional.

Acompañada de representantes de comunidades originarias y miembros del gabinete, la mandataria aseguró que el reconocimiento a estos pueblos es uno de los pilares de la Cuarta Transformación.

El corazón de México: Tenochtitlán como símbolo de identidad

Sheinbaum afirmó que recordar a Tenochtitlán no implica mirar un pasado muerto, sino reconocer un legado vivo en la cultura, las costumbres y el pensamiento de millones de mexicanos.

Resaltó que esta ciudad fue un centro de civilización con conocimiento en astronomía, agricultura, ingeniería, medicina y organización social.

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El símbolo del águila sobre el nopal, explicó, es más que el escudo nacional: representa el inicio de una civilización que floreció antes de la colonización.

Subrayó que el proceso de sometimiento iniciado en 1519 intentó borrar toda referencia al mundo indígena, imponiendo nuevas lenguas, religiones y estructuras de poder.

Una deuda histórica: la Cuarta Transformación y la dignidad indígena

La presidenta señaló que la discriminación histórica hacia los pueblos indígenas —especialmente hacia las mujeres— fue perpetuada por siglos y profundizada durante el periodo neoliberal.

En contraste, dijo que la Cuarta Transformación ha colocado en el centro de las políticas públicas el reconocimiento constitucional de sus derechos, su tierra, su cultura y su lengua.

El México profundo está vivo en los pueblos, en los barrios, en los campesinos y en las lenguas originarias, señaló la presidenta Claudia Sheinbaum / Cuartoscuro

Destacó que este gobierno ha pedido perdón por las atrocidades del pasado, y sostuvo que la reconciliación se basa en la verdad y en un proyecto de justicia y dignidad. “La memoria es semilla; si no se cuida, no florece”, expresó.

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Durante su mensaje, la mandataria mexicana afirmó que “México no nació con la llegada de los españoles, México nació mucho antes con las grandes civilizaciones que florecieron estas benditas tierras”.

Frente a miles de asistentes, subrayó que la discriminación no solo marcó la historia nacional, sino que se profundizó de forma sistemática hacia las mujeres indígenas, a quienes se les negó el acceso a derechos fundamentales como el uso de su lengua, la protección de su cuerpo y el reconocimiento pleno como personas.

Un legado indígena que resiste

La presidenta también recordó que el legado de Tenochtitlán no ha sido borrado, sino que permanece vivo en la lengua náhuatl, en el cultivo del maíz, en la medicina tradicional y en la memoria de millones de mexicanos que honran sus raíces.

A más de cinco siglos de la invasión, dijo, la Cuarta Transformación representa un esfuerzo por mirar al pasado sin rencor, pero con responsabilidad histórica. El objetivo, apuntó, es comprender y sanar, no dividir.

El México profundo está vivo en los pueblos, en los barrios, en los campesinos y en las lenguas originarias, aseguró Sheinbaum Pardo / Cuartoscuro

Hacia una nación incluyente

Sheinbaum cerró su mensaje con un llamado a erradicar el racismo y abrazar el legado indígena como brújula para construir una nación incluyente.

Reivindicó que el México profundo está vivo en los pueblos, en los barrios, en los campesinos y en las lenguas originarias.

“La raíz no se niega”, sentenció. “Mientras exista el mundo, no acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlán”.

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