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Opinión

Pánico a la democracia

Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

El trasfondo del rechazo a la consulta nacional sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM) en Texcoco, es el miedo que los grupos de interés reaccionarios tienen al despertar de la ciudadanía, despertar que fue evidente en los pasados comicios federales. Como era previsible, hubo largas filas de ciudadanos decididos a ejercer su derecho a opinar, fundamental en cualquier democracia madura.

La elite oligárquica no acepta perder el privilegio de ser el único interlocutor con el Ejecutivo para decidir los asuntos de interés nacional. Sus miembros están acostumbrados, con especial énfasis a partir del arribo de la tecnocracia reaccionaria a Los Pinos, a imponer sus condiciones a una sociedad inmovilizada que, impotente, sólo observa el transcurrir de la destrucción del país, como así ha sucedido en muchos de los frentes más importantes de la vida nacional.

Los voceros de los grupos de interés dominantes han dicho, con diversas palabras, que la consulta no tiene validez, que no es legal ni confiable por irregularidades logísticas y técnicas. El hecho que cabe destacar es el interés de la gente por ser tomada en cuenta, cosa que jamás se había visto en México. Se empiezan a abrir las puertas de la democracia participativa y esto provoca escozor entre las cúpulas del poder, pero también, curiosamente, entre sectores de izquierda radical, quienes argumentan que el presidente electo tiene el poder para tomar decisiones, sin consultas de ninguna índole.

No es así, por supuesto, porque las dos posturas son contrarias a la democracia participativa. Tanto la elite oligárquica como la ultra izquierda irracional se equivocan rotundamente: hacen a un lado al pueblo cuando lo que urge en estos momentos es brindar espacios a la participación de la sociedad, a fin de que se dejen atrás métodos y prácticas antidemocráticas que se han utilizado durante muchas décadas, razón por la cual nuestro país se ha anquilosado en materia política, al grado de que ha involucionado hasta el extremo en el que ahora estamos.

El mercado al que tanto se acude para justificar lo injustificable, como lo ejemplifica el hecho de que México está estancado económicamente, no tiene sentido común como sí lo tiene la gente que ve transcurrir su vida sin expectativas de progreso. El ciudadano de a pie no entiende las cifras y datos con las que se quieren explicar las bondades del neoliberalismo, pues vive en su cotidianidad el descalabro de una economía que sólo beneficia a unos cuantos, y tiene la seguridad que las obras faraónicas de infraestructura no se realizan en beneficio del país sino de esta minoría privilegiada.

El NAIM tendría justificación si la sociedad mayoritaria tuviera un nivel de vida comparable al de las súper potencias económicas, no en la actualidad cuando cerca del 60 por ciento de la población vive en situación de pobreza y alrededor de siete de cada diez personas son trabajadores informales. Además, está más que probado científicamente, desde los años en que el ingeniero Nabor Carrillo llevó a cabo el magno proyecto de rescate del lago de Texcoco, que la zona es viable para ser utilizada como salvaguarda ecológica de la enorme mancha urbana circundante que ahora alberga más de 30 millones de habitantes.

Se pretende atemorizar a la gente con el argumento de que se perderían 100 mil millones de dólares de cancelarse la obra en Texcoco, cuando no se menciona que se perderían muchísimos millones más, con lo que se gastaría cada año en mantenimiento por los daños ocasionados por los hundimientos al desecarse el lago. Tampoco se dice nada acerca de los 200 mil millones que se ahorrarían al utilizar el dinero en ampliar los aeropuertos de Toluca, el de Santa Lucía y la modernización del actual aeropuerto Benito Juárez.

Es evidente que detrás de toda la faramalla para justificar un magno negocio privado está el pánico a la democracia. Se comprende, porque una vez en marcha el proceso, sería más difícil a las elites imponer reglas al Estado.

(guillermo.favela@hotmail.com)

Twitter: @VivaVilla_23

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