Alvaro Cepeda NeriConjeturas
I.- Por los caminos de la ilegalidad e ilegitimidad el PRI impuso su “ley de la selva” por 72 años, culminando con el fracaso del peñismo. Ahora, por las avenidas de la legalidad y legitimidad, Morena ha empezado a realizar más de lo mismo, encendiendo los focos rojos de la democracia representativa y mayúsculo escándalo entre el pueblo cuidadoso de las formas y contenidos de la Constitución y sus leyes reglamentarias, pues una “aplanadora” ha sido sustituida por otra. En una maniobra, los legisladores de Morena en las dos Cámaras lograron ser mayoría absoluta con el ingreso de cinco legisladores del Verde Ecologista para hacer y deshacer en el Congreso de la Unión, y poder reformar a la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, para adecuarla a los fines del programa lopezobradorista sacando de ella lo que representa al antiguo régimen priísta. Ya los de Morena se apoderaron de los órganos principales y dejaron las sobras para la debilitada oposición que no es contrapeso y sí el hazmerreír de Batres, Delgado y Muñoz-Ledo.
II.- Ese fue el punto de la negativa y aprobación –en la misma sesión– de la licencia a Manuel Velasco para abandonar la curul de senador y seguir como desgobernador de Chiapas. Brincando del Senado a la gubernatura por obra y gracia del “líder” de la bancada senatorial: Ricardo Monreal. Es un precedente priísta para Morena cuyo certificado de triunfo se ha manchado; pues para aprobar esa transa el PVEM “regaló” cinco diputados a Morena, en un cambalache de tufo priísta. Confesando Francisco Elizondo (Alejandra Canchola.- El Universal: 6/IX/18), que fue por una causa noble: que López Obrador apoye la construcción de hospitales contra el cáncer. Por lo cual deducimos que Manuel Velasco padece cáncer… ¡Cáncer de corrupción!; ya que los verdes aceptaron servilmente ser pegotes de Morena, pero “seguirán militando en el PVEM”. López Obrador dijo que no habría “gatopardismo”. Pero es claro que todo ha cambiado, para que todo permanezca igual o peor. Cinco verdes serán morenos, para cuando la “aplanadora” de los buenos los necesite.
III.- Cuestionado por los reporteros, López Obrador tuvo que tapar las transas de Monreal y Delgado, quienes mancharon de corrupción política a quienes presumían de incorruptibles. Y aunque se dice que fueron objeto de una llamada de atención, ambos andan muy contentos. AMLO se puso “amoroso” para eludir a una reportera que le preguntó si el hecho “no manchaba a Morena”; y con un lenguaje de “perdonavidas”, dejó ver al priísta que todos llevan dentro. Así que los “verdes” seguirán siendo “paleros”, ya no del PRI, sino de Morena. Y le llovieron críticas por la corrupción política que había asegurado no tendría lugar en su causa; la cual ya empezó a parecerse al peñismo, foxismo, calderonismo, zedillismo y salinismo. La mafia del poder está presente e influye, pues a senadores y diputados les entró por una oreja y les salió por la otra la solicitud de “no regresar al pasado”, pues saben que nadie los detendrá. Ni AMLO. Ya empezaron las transas. ¿Y todavía quieren un catecismo moral? El pasado no quiere irse.
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