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Opinión

¿Los 55 millones de pesos, señor Gómez Urrutia?

Alvaro Cepeda NeriConjeturas

 

I.- Impunidad e inmunidad, que no son sinónimos pero sí otorgan aunque sea relativamente, ser intocable, es lo que acaba de recibir el ya senador por Morena: Napoleón Gómez Urrutia y, además, dirigente y “líder” de mineros. Ha llegado de su exilio dorado por doce años, rejuvenecido, alegre y sonriente ante los fotógrafos de la prensa escrita y de las cámaras de televisión. Lo hicieron legislador y ya veremos si mete en cintura al abusador empresario Germán Larrea, azote desde Pasta de Conchos –donde están enterrados 66 mineros– hasta las minas de Cananea donde no ha reparado la pavorosa contaminación de tres municipios, que afecta tierras de cultivo y ganado, porque lo protegen Peña y Navarrete Prida. El tema de esta columna es, empero Gómez Urrutia sobre quien pesa la acusación de haber dispuesto de 55 millones de pesos de las cuotas sindicales donde él y su padre, dos Napoleones, han sido dueños de vidas y haciendas con el apoyo del PRI y ahora de Morena.

II.- Regresó como huyó, sin dar cuenta y razón de esos millones de pesos que, con intereses, deben ser ya más de 100 millones de los que nada sabemos tras su vida napoleónica en Canadá, desde donde manejó los hilos sindicales. Con o sin el “catecismo moral” próximo a publicarse a la luz de la Constitución Política y sus leyes reglamentarias penales, fiscales, debe Gómez Urrutia dar a conocer qué fue de ese dinero, si es que va en serio la honradez y la anticorrupción de López Obrador. No pueden andar juntos y revueltos los buenos con los malos. El pueblo necesita saber que se fue y puso de por medio todo el territorio estadounidense, porque en nuestro país sus enemigos y adversarios pusieron precio a su captura. Y si es verdad que los sindicatos han de exhibir su patrimonio y ser objeto de solicitudes de información, Gómez o “Napo” –como le apodan– debe probar que está libre de culpa o reintegrar esos 55 millones a las arcas del sindicato minero que dice representar. De lo contrario tiene la marca, no del zorro – o sea la zeta– sino la R de rata y robo, para que lo identifiquen.

III.- Un legislador de la Cámara Alta no debe estar en su curul escondiendo la cara. Debe voltear el forro de sus bolsillos, mostrar su patrimonio y decirnos dónde están esos 55 millones de pesos. Es una cuestión de transparencia, para que no se preste a más conjeturas sobre si se apoderó de esa millonada o es una falsa imputación. Por lo pronto, preguntamos a Gómez Urrutia si es verdad que, con o sin autorización sindical dispuso de esa fortuna y qué fue de ella. Y que nos diga de dónde obtuvo dinero para sostenerse, con su familia, en Canadá por doce años. Otro morenista: Ebrard se la pasó seis años en París y no ha dicho cómo le hizo. Pero, está en cuestión Gómez Urrutia y la pregunta: ¿Qué fue de los 55 millones de pesos? No puede ni debe aplicárseles el “perdón y olvido”. Sería tanto como que la corrupción en Morena sea tolerada para que nada cambie y todo siga peor entre los que andan, juntos y revueltos del PAN, PRD, PRI, PT, asidos a la veta de la corrupción.

cepedaneri@prodigy.net.mx

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