Por Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Ante la imposibilidad de que los intelectuales orgánicos de los conservadores emitan juicios lógicos sobre el éxito que ha tenido el Presidente de México, ha cobrado relevancia el discurso contra el populismo de una mujer con capacidad oratoria, que utiliza eficazmente para tergiversar la realidad y así dar visos de credibilidad a sus argumentos demagógicos.
Se trata de la guatemalteca Gloria Álvarez Cross, quien ha sabido sacar provecho a su presencia mediática, con el objetivo de atacar a los gobiernos que surgen cuando los pueblos dicen basta a la explotación, y con su voto permiten un cambio pacífico. De ahí parte su “análisis”, no de las causas que originan el hartazgo de las clases mayoritarias, es decir la corrupción de las élites, su cinismo y su total desinterés por sacar del subdesarrollo a sus países.
En una reunión del Parlamento Iberoamericano, en Zaragoza, España, propuso que se hagan esfuerzos por acabar con el populismo por medio de la tecnología y se consolide la democracia. Así de simple, pues los males que sufre América Latina, según ella, derivan de regímenes “populistas”, que toman el poder gracias a la manipulación de las emociones de la gente, a su analfabetismo y a la demagogia de sus propuestas. Considera que el regreso a la democracia clásica surgida en Grecia en tiempos de Aristóteles, es la solución mágica a nuestras desgracias.
Se digna aceptar, para hacer creer que su plataforma está exenta de ideología reaccionaria, que el “populismo” se da en gobiernos de izquierda y derecha, pero básicamente con el fin de acabar con las instituciones del Estado, y aunque no lo hizo explícito, su mensaje subliminal es que eso lo hacen los “populistas” que intentan poner fin a la causa fundamental del subdesarrollo de la mayoría de países tercermundistas: la explotación de las masas para preservar los grandes privilegios de las élites.
Se refirió, por supuesto, a Cuba y Venezuela como paradigmas del populismo como ideología que desmantela las instituciones del Estado, con el objetivo de mantener en situación de pobreza a las masas. Para nada hace una mínima referencia al problema de fondo en la Patria Grande: la hegemonía del imperialismo estadunidense, que no acepta ni aceptará que los pueblos latinoamericanos tenemos el derecho inalienable de ser dueños de nuestro destino y de nuestros bienes materiales. Ni una sola mención, de pasadita, al apoyo histórico que ha dado Washington a las dictaduras más sangrientas de América Latina, las cuales han desmantelado las instituciones con el objetivo de que los intereses de Estados Unidos se fortalezcan.
Por supuesto, sus discursos demagógicos disfrazados de prédicas en favor de la democracia, han sido muy bien recibidos por los conservadores mexicanos, quienes así dan un sustento lógico y razonable a sus gritos contra el “populista” López Obrador. Sólo que la señora Álvarez Cross se queda en meras abstracciones que en nuestro país no encuentran asidero, en tanto que la tecnocracia neoliberal desmanteló las instituciones del Estado para empobrecer más a los pobres, lo que según ella hacen los “populistas”.
El pueblo de México tiene plena conciencia de que la causa de nuestras desgracias es el contubernio entre la alta burocracia y las élites del empresariado reaccionario con los inquilinos de la Casa Blanca, sean del partido Republicano o del Demócrata. No se asustan con el “petate del muerto” del populismo, sino con la corrupción y cinismo de los “demócratas”.