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Opinión

El Cambio en SEMARNAT, las Alianzas Soterradas y el Futuro de la Transformación

Jorge Canto Alcocer

 

La segunda baja en el gabinete de la Cuarta Transformación ha sido absolutamente diferente a la primera, aunque haya ocurrido con muy pocos días de diferencia. Para el caso de la renuncia de la secretaria de la SEMARNAT, el punto de inflexión fue el haber ocasionado un retraso en la salida de un vuelo comercial, lo que habría motivado, en una actitud congruente de la ministra, su decisión de separarse voluntariamente del importante cargo que desempeñaba.

Las cosas, empero, no parece que puedan explicarse de un modo tan sencillo. Recordemos que desde que se anunció el nombramiento de Josefa González Blanco Ortiz Mena como secretaria de Ecología se desató todo un alud de críticas, que podemos clasificar en tres argumentaciones diferentes: primero, se señaló que carecía de perfil, pues sus estudios en derecho y arte no se vinculaban con los importantes temas que tendría bajo su responsabilidad; segundo, se puso de relieve que si bien tenía una trayectoria en el tema ambiental, ésta había sido únicamente cosmética, de figurado, “fifí” y absolutamente contraria a los verdaderos objetivos de la ecología y, sobre todo, de las comunidades indígenas de Chiapas; tercero, se resaltó que su nombramiento era en realidad el pago de una cuota al apoyo de la oligarquía chiapaneca al proyecto de Andrés Manuel, toda vez que doña Josefa, hija y nieta de ex gobernadores de aquel Estado, aparecía como una garantía de que la política en materia ambiental no iba a poner en riesgo los intereses de este grupo. Así, la designación de González Blanco fue severamente cuestionada por la mayoría de los activistas del tema, así como por muchos analistas políticos de izquierda, pero aplaudida por algunos de los sectores más elitistas del país.

Durante sus seis meses en el cargo, doña Josefa no realizó ningún anuncio espectacular, y sí en cambio su figura y dependencia estuvo muy lejos de los terribles problemas ambientales que han estado estallando en la coyuntura, como la contingencia de la Ciudad de México y la crisis del sargazo que ahora vive la Riviera Maya, sólo para señalar temas torales. La señora más bien se dedicó a declaraciones “simpáticas” y participación en eventos de relumbrón. A todas luces, su actuación estaba fuera de los parámetros gubernamentales y no tenía buen ambiente con el presidente ni con su equipo de trabajo.

De pronto viene el escándalo del retraso del avión, la renuncia y… el ansiado nombramiento de un experto con gran preparación y trayectoria. El nuevo secretario de SEMARNAT –que a decir de los especialistas debió haber sido nombrado desde el principio del sexenio– es el Doctor en Ciencias Víctor Manuel Toledo, quien posee el máximo nivel como investigador que se puede obtener en el país –nivel III del SNI–, es un conocido activista en la materia, involucrado desde hace décadas en la defensa de los recursos naturales del país, y uno de los pocos científicos especializados en ciencias duras que tiene, a la vez, una visión humana, antropológica del problema, lo que lo ha llevado a proponer el concepto de Etno-ecología, que recupera precisamente los saberes de los pueblos originarios en el manejo de sus propios recursos como una aportación fundamental en el diseño de políticas ambientales. Huelga decir que el nombramiento de Toledo ha sido recibido con el mayor de los beneplácitos por los académicos y activistas del sector, y que, a escasos días de su toma de posesión, produjo declaraciones muy interesantes al respecto.

Quedan por establecer las razones del nombramiento original de doña Josefa. Podemos elucubrar que, efectivamente, fue consecuencia de una alianza soterrada con grupos cuyo apoyo se consideró esencial para asegurar el triunfo de julio del año pasado. A diferencia de la salida de Germán Martínez, que nosotros visualizamos como una pérdida para el gobierno de la Cuarta Transformación, la de doña Josefa es una gran oportunidad para recomponer hasta sus cimientos uno de los temas –el ambiental– cruciales que enfrentamos los mexicanos. Difícilmente podamos pronto confirmar la hipótesis, pero cada vez nos queda más claro que AMLO y su equipo utilizaron las más altas miras de la política para asegurar la transición de terciopelo. Ahora, con la transformación en marcha, veremos los alcances y límites de esta estrategia que, al menos en el caso de SEMARNAT, se ha decantado en un gran triunfo de nuestro presidente y de todos los mexicanos.

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