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Opinión

Volver, volver, volver

León García Soler

A la mitad del foro

No somos los mismos se ha vuelto lema y mantra de la nueva era que, a querer o no, se repite a sí misma como el fantasma del Comendador. O como los versos de Neruda en “A Emiliano Zapata con música de Tata Nacho”. Imposible no recordar hoy lo dicho por el chileno en su visita al PRI del ensueño hegemónico inmortal. Le presentaron a los dirigentes de los tres sectores: “... del obrero, del campesino, del popular”. Y la voz del bardo suavemente diría: “¿Entonces debo entender que en México los obreros y los campesinos no son populares?”

Ya ni la nostalgia del nacionalismo revolucionario quedaría, después de la asunción del místico tabasqueño que madruga y rehace el lenguaje con sentencias como la del “sabotaje legal” de la multiplicación de amparos contra el proyecto del aeropuerto de Santa Lucía. Y el silencio entre notas del tango vuelto a escena con la prisión preventiva de Rosario Robles y el arresto en Argentina de Carlos Ahumada, el que hizo fortuna en México, repartió billetes verdes entre los precursores de la nueva era, hoy sobrevivientes en el tránsito de la revolución imaginaria a la cortesanía y culto de la cuarta transformación. Y simultáneamente el subestimado volver del PRI en elección abierta de militantes activos o aferrados a lo que queda de las instituciones del Estado mexicano.

Ganó Alejandro Moreno Cárdenas, ex gobernador de Campeche, militante desde el sector juvenil y aferrado a la visión de la vocación política como contraste con la vocación de funcionario. Y ni Weber hubiera creído que los alacranes cambian de naturaleza a medio río. Ni los más fieles creyentes de la transformación de la moral en millones de folletos alfonsinos pudo imaginar que doce gobernadores del PRI y la multitud de sobrevivientes de las filas de a pie, podían perder una elección abierta y democrática en la que cuenten los votos sean los que fueren. Tanto subir al cerro al grito de voto por voto, casilla por casilla, debió vacunar a los del movimiento Morena.

Y sin embargo, los conductos de redes binarias multiplicaron las condenas a la corrupción “del PRI” cuando el juez nepote envió a la cárcel a Rosario Robles. Y los medios de entrevistas banqueteras siguieron al de la flauta y cuestionaron a Moreno Cárdenas. “Rosario Robles nunca ha sido militante del PRI”, respondió el indiciado por un “compló” al estilo de los denunciados antaño por López Obrador. Que usted se ha aliado a AMLO y ya no es Alito sino AMLITO, insistieron una y otra vez. Los viejos hábitos de hacer como que se hace política, son como el viejo soldado de la balada que el general MacArthur evocó en su despedida: Nunca mueren...se alejan y desvanecen a la distancia.

Aquí, la tentación de repetir lo del Tenorio sobre “los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud”. Pero Alejandro Moreno sabe que hay muchos males que sanar. Aunque no sea poca la fuerza que hay todavía para el combate entre los dos únicos partidos que hay y han habido, según Luis Cabrera: El del progreso y el de la reacción. Y que no son nubes distantes las que amenazan tormenta en la economía financiera de la riqueza concentrada en las alturas y la miseria multiplicada entre los de abajo. Sí, la recesión que asoma es global y de nada sirve el lenguaje entusiasta de las mañaneras, ni repetir que se tienen otras cuentas. Y que ya no somos los de antes y nadie imaginó siquiera que designar juez para la etapa de control en el proceso de Rosario Robles, a un sobrino de la senadora Padierna, diera lugar a sospechas de conflictos de interés y la pretensión de “retorcer la ley o cometer una injusticia.”

Palabras del Presidente López Obrador en la conferencia matutina y cotidiana. Pero así como sobrevive la frase jurídica que Reyes Heroles el tuxpeño gustaba repetir, en política “lo que parece, es”, la presencia del sobrino de la señora de René Bejarano revivió el teledrama del video y los miles de dólares que el operador político de López Obrador recibió de manos del argentino Carlos Ahumada. Y la secuencia de escenas similares, el encarcelamiento de Bejarano; la inauguración del Diario de Ahumada en elegantes instalaciones y el abandono de trabajadores y periodistas que ni siquiera pudieron llevarse unas ligas de goma ante la fuga del patrón y la desaparición del director a quien tuvo que suplir Raymundo Rivapalacio.

Tiene pico de pato, grazna como pato, camina y nada como pato...Como en el viejo tango, se oye el lamento: Volver, volver, volver. Y reaparecen en escena Diego Fernández de Cevallos, Carlos Salinas de Gortari y el comandante Fidel Castro. Ese es “compló”, o complot, al gusto. Pero queda la sombra de la duda, la inevitable sospecha de que a pesar de haber cumplido con el reglamento el Consejo de la Judicatura Federal y designado por sorteo al juez Jesús Delgadillo Padierna, quien se va de vacaciones y no estará a cargo de la etapa de control en el proceso de Rosario Robles, un fiscal como Alejandro Gertz Manero, jurista con sensibilidad política, debió prever que estaríamos ante el escándalo del conflicto de interés en el ámbito del Estado y para escarnio del Gobierno.

La sombra de una recesión universal siembra el miedo en el mundo entero. La estulticia de míster Trump, de todos tan temida, llevó a la llamada guerra comercial de nuestro vecino del Norte con China. Amenazó el tuitero con mayores y más extensos aranceles y cuando se vieron frente a frente, Trump parpadeo. Se rajó, dicen acá de este lado. Nos vemos después de las elecciones que aspiro sean reelección, pareció decir en el lenguaje de verdades alternativas. Mismo que con felicitaciones constantes ha trastornado a Marcelo Ebrard, ministro de la política exterior y la interior, procurador a cargo de demandar a tribunales de allá de aquel lado la extradición del racista que viajó de Dallas a El Paso para matar mexicanos.

Veintitantos mil “soldados”, dice Trump, ha enviado el gobierno de México a vigilar la frontera Norte para detener la invasión de migrantes centroamericanos. Y Marcelo Ebrard habla a nombre de la República y la 4T, más pomposamente que Pompeo, el secretario de Estado del caligulesco Donald Trump. Del Sur nos ocupamos los sobrevivientes a las crisis recurrentes y la demolición del Estado moderno mexicano. Guatemala ya acordó ser tercera nación libre a cargo de los migrantes extraditados por los Estados Unidos de América. El Presidente de Guatemala ofreció una inesperada lección de política exterior a los de nuestra olvidada tradición: Falta la aprobación del Congreso norteamericano y la del nuestro, dijo. México no firmó acuerdo alguno. Simplemente aceptó serlo de facto y así “tener buenas relaciones con el Presidente Trump”.

México se refugió en el desierto, escribió José Fuentes Mares. El Paso del Norte sería Ciudad Juárez. Y la República sería restaurada. Ahora hay que navegar al Sur. Y en la tierra de Juárez firmaron un pacto Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Murat. Viejos, centenarios proyectos pendientes, recordaría el gobernador. El tren de Coatzacoalcos, Veracruz, a Salina Cruz, Oaxaca. Aspiración y confusión decimonónica al asomarse el vecino del Norte y hablar de libre tránsito para sus tropas. Hoy que hemos cedido en todo, ya se puede construir la vía férrea de enlace del Golfo de México con el Océano Pacífico.

Vía alterna a la del Canal de Panamá. Paso a una economía en la que actores y auditores conozcan y respeten el valor y no atiendan únicamente al costo de acumular el producto del trabajo y capital. Ahí vamos. Sin saber todavía cómo va a financiar el México de cincuenta o sesenta millones de pobres, la alianza para el progreso del triángulo centroamericano. El gobierno de la 4T ya mandó decenas de millones a El Salvador y lo hará a Honduras. “A reinar fortuna vamos... No me despiertes si sueño”. Los campesinos de Chiapas no aceptan el tránsito ni los inacabados proyectos de la Cuarta Transformación. Los de Guerrero y el resto del agro mexicano manifiestan su protesta por los retrasos en la entrega de créditos, semilla, fertilizantes.

Es por la corrupción, les dicen. Y para cuando haya que volver a barbechar les lloverán del cielo. Uno a uno; sin intermediarios, porque algunos líderes usan relojes de lujo: Vi a uno de ellos con un Rolex, dijo en las mañaneras Andrés Manuel López Obrador. ¿Qué horas son mi líder? Las que diga aquí mi Rolex. O será que ha vuelto también la hora de repetir la pregunta maliciosa del poeta Neruda. Será que los campesinos no son populares. O tendrán que negarse a la unidad de clase por temor a verse reos del populismo condenado por las derechas que niegan otra vía y no aceptan uniones, confederaciones y ni siquiera la representación ejidal o comunal, porque ahí anida la corrupción.

Después de los Diez Días que Cambiaron al Mundo, disolvieron los sindicatos, porque ya no había patrones. Todo el poder a los Soviets de obreros, soldados y campesinos desapareció para ser el poder absoluto del Padrecito Stalin.

Gobernar no es ciencia, basta uno por ciento de honradez en la cumbre y noventa y nueve por ciento de trabajo. Porque el mal se combate con el bien y hay que ser tolerante en un Estado laico. Agua le pido a mi Dios, qué caray, qué caray.

No hay desarrollo sin crecimiento. Y ya se oyen pasos de recesión en pleno elogio matutino de la austeridad. De lo otro, de los muertos y la violencia que no cesa: El cruento costo de haber renunciado el Estado al monopolio de la fuerza legal y legítima. La Guardia Nacional ya sufrió su primera baja y el silencio oficial ante la muerte de uno de los suyos. Los criminales hacen gala de dominio y asaltan cuarteles de policía, oficinas de gobierno.

No hay milagrosa solución a corto plazo. Pero hay que atender de inmediato a la seguridad interior con la formación de policías municipales y estatales que sean auxiliares de las fuerzas federales, a cargo de vigilancia vecinal y local. Veinte años perdidos y el descuido intencional de gobernadores corruptos. Y cada día aparecen más tumbas colectivas y el patético peregrinar de madres, hermanos, familiares en busca de sus desaparecidos. Esos no van a volver.

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