Alberto Híjar Serrano
El incidente en Playa del Carmen el pasado fin de semana, remite al problema mayor de la privatización ilegal de las playas. Resistente a levantarse del espacio de arena que ocupaban, la pareja de jóvenes fue jaloneada por miembros de la Policía Turística para llevarlos al Ministerio Público por invadir propiedad privada. El escándalo indignó a los testigos presenciales y los funcionarios de Estado tuvieron que declarar que las playas son de todas y todos y que los policías serían sancionados. Un representante del hotel ofreció disculpas y confirmó que las playas no son propiedad privada. Pero los hoteles están en todo el mundo maya al pie del mar hasta el punto de sufrir la pérdida de la arena por las mareas altas propias del cambio climático presente con la invasión del sargazo. En Cancún y hasta Tulum, en el exclusivo Country Club de Mérida, la invasión privatizadora incluye la destrucción de la selva, la flora y la fauna. Los defensores del ambiente denuncian y salvan tortugas y manglares. Convocan a una gran convivencia en la playa del atentado, el domingo 23 por la mañana. Contribuyen así a oponerse a la mala fama de Playa del Carmen donde la joven argelina menor de edad y célebre amante de Berlusconi, el ex presidente de Italia enjuiciado por sus negocios sucios, encontró en Playa del Carmen el lugar adecuado para su nueva vida de hotelera.
Tierra-territorio-terruño es arrasado. El viernes 21 una gran marcha por el territorio y la Madre Tierra exigirá al gobierno justicia en el aprovechamiento del agua, los bosques y el subsuelo y exigirá castigo a los culpables de los asesinatos de los cuidadores del patrimonio, todo lo cual se sintetiza en la consigna “Samir Flores somos todos”, como homenaje al opositor del Plan Integral Morelos cuyo asesinato sigue impune. El EZLN convoca, por su parte a la oposición al Tren Maya y al canal seco en Tehuantepec.
En la capital, impera la necesidad de los contratistas de la construcción de plazas comerciales y torres departamentales de lujo en contradicción con el megaproyecto de ampliación de Chapultepec hasta el Campo Militar No. 1 y con la fundación de la Universidad de la Salud en instalaciones desocupadas por el Ejército. En Santa Fe, territorio privado imitador de cualquier ciudad del gran mercado del Sur de Estados Unidos, el Parque La Mexicana será dañado con un centro comercial aprobado por el gobierno de la ciudad a cambio de la condonación de una deuda con los constructores. Sembrando parques, proyecto de Claudia Scheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, negocia e inaugura parques como ocurrió el domingo 16 con el nombrado Leona Vicario en lo que fuera parte del Reclusorio Juvenil que desde hace más de un año cambió su nombre por el de Comunidad para Adolescentes. Contraesquina del Instituto de Historia del INAH, el flamante jardín no incluye el recuerdo de su uso anterior ni el de uno de sus distinguidos reclusos, José Revueltas, inculpado por vender y vocear en las calles El Machete, cuando era ya el órgano del Comité Central del Partido Comunista Mexicano. Revueltas era entonces menor de edad.
La inexistencia de un proyecto de conservación del patrimonio nacional concreta la pérdida de la memoria histórica. Priva, en cambio, el arbitrio espectacular. Por ejemplo, la conmemoración del arribo de la invasión con Hernán Cortés al frente, precisada por Enrique Semo en el libro que presenta con singular éxito de público acompañado por una serie de tres artículos largos sobre la vigencia del socialismo. El miércoles 19 fue presentado en el Auditorio del Museo Nacional de Antropología.
Hay contrastes tan terribles como la inversión millonaria en la ópera “Montezuma” presentada dos veces en el Zócalo con un despliegue tecnológico espectacular, una orquesta sinfónica dirigida por un europeo conocedor de Vivaldi, cantantes, coro y danzantes ataviados con grandes tocados y penachos y trajes especiales como los de los conquistadores, actuando frente a una gran pantalla con los ambientes adecuados. Gran espectáculo resultante de una investigación precisa de Samuel Máynez para completar la partitura de Vivaldi. Gran inversión para poco público integrado en su mayoría por acarreados de la tercera edad como el que habla.
En cambio, la Casa de la Malinche, en Coyoacán, está a punto del derrumbe a raíz de los temblores de 2017. Una grieta atraviesa la fachada del lado de la Plaza de la Conchita y en la calle lateral desde el piso exterior e interior y por la pared, corre otra grieta de diez o quince centímetros de ancho, anunciando el desplome. En el piso superior donde Rina Lazo pintó su mural sobre la memoria maya, otra grieta permite ver hacia abajo. La casa está llena de los tesoros que Rina y Arturo García Bustos reunieron en sus vidas intensas: piezas prehispánicas, pinturas dedicadas de Rivera, Siqueiros y sus compañeros de generación hermanados por la maestra Frida Kahlo y por su militancia en el Taller de Gráfica Popular. Urge restaurar y ordenar todo esto, preservar el mural inconcluso de García Bustos en la entrada principal. Dos cuadras adelante hay una casa de cultura donde la Brigada Ramona Parra de Chile, nacida y crecida con la Unidad Popular que llevó al poder a Salvador Allende, pintó, con Gustavo Chávez Pavón, un mural al frente prolongado en la pared de la vuelta cuando se conmemoró ese triunfo de la democracia desde abajo. El mural ha sido borrado. Así estamos, sujetos al aparente azar que en rigor es la ausencia de una tendencia de salvación del patrimonio nacional a cambio de las licencias a megaproyectos devastadores.