Por Ovidio López
ISLA MUJERES, 28 de octubre.- Los usuarios de taxi ya comenzaron a ubicar a los vehículos que cobran elevadas tarifas, fuera del listado de autorización, al cual aún analiza tal solicitud el Instituto de Movilidad de Quintana Roo, según reciente postura de la dependencia.
Entre los que ya vinculan en cobrar de 20 a 30 pesos la dejada en el sector popular, aparecen varias unidades que están por confirmarse por los propios afectados, pero el operador del número económico 318 aparece como uno de ellos y de ello, ya tienen conocimiento los directivos del sindicato de taxistas “Gustavo Díaz Ordaz”.
Una usuaria describe el más reciente hecho de un servicio de la colonia Salina Chica al Centro Histórico, en cuyo tramo hay una tarifa vigente de 15 pesos la dejada; ese vehículo levantó a una señorita a la altura de la puerta principal del hospital naval el viernes a las 22:00 horas y la trajo a la lavandería el Ciempiés (calle Madero del Centro Histórico), según testigo.
“Este taxista por estar revisando su celular por poco choca mientras rebasaba un coche a la altura de la curva del aeropuerto”, según la usuaria que por momento no quiso identificarse plenamente. Le intentaron cobrar 20 pesos, ella se negó, entonces el operador enojado, no bajó a la usuaria en ese punto sino una cuadra después, en la esquina Guerrero-Abasolo, por la rentadora "Cárdenas". Ella dice tener dos testigos al respecto.
Cerca de una hora después, la joven presentó su queja en la oficina del sitio de taxis por medio de la bitácora de ese sitio. “Fue atendida por un miembro del sindicato que le pidió a otro miembro que estaba presente, pero se negó a atenderla”.
Sin embargo, el representante del sindicato levantó la denuncia y la firmó de puño y letra la quejosa, pero cuestionó la manera impropia en que fue atendida, “no fue muy amable” su interlocutor, de echo, le hizo un comentario que le pareció muy fuerte, le dijo textualmente: “no estés tratando de intimidarme”.
No conforme, el personaje del gremio, la cuestionó de cómo se enteró de que había una bitácora y de que se podía levantar la queja. La joven comentó que se sintió como en un Ministerio Público y con los judiciales. No propia para un sindicato que se preste a atender con diligencia a los usuarios maltratados, por malos operadores del volante.