Por Ricardo Jesús Rivas
CHETUMAL, 24 de diciembre.- “Una noche como todas las demás”, así será la Nochebuena de “Rodi”, un pepenador que vive en un tinglado rascuache, cubierto por sábanas a modo de paredes, situado a un costado del basurero municipal. De 42 años de edad, esta noche la pasará solo y lidiando con los moscos, el viento frío y con el hambre.
Los dirigentes gubernamentales y la clase política local disfrutará esta noche de una rica cena, calientita y acompañados de sus seres queridos en una mesa llena de afecto.
Sin embargo, no será igual para todos los quintanarroenses, pues hay quienes dormirán pensando en qué harán el 25 de diciembre para ganarse la comida del día y sobrevivir un día más.
Nacido en un rancho cercano al poblado de Santa Gertrudis, en el municipio José María Morelos, Rodi Adalberto Castillo, de 42 años, tiene casi 15 años que se dedica a la recolección de basura. Actualmente vive con 50 pesos al día en promedio, dentro de un “tinglado” de metro y medio por dos metros, que hizo utilizando vegetación del lugar, sábanas y colchones que encontró en la basura.
Rodi, como es conocido, acondicionó el espacio que utiliza como vivienda, utilizando artículos que fue encontrando en la basura. En el interior instaló una pequeña alacena donde coloca latería con alimentos que va encontrando, así como un fogón elaborado con tres rocas y leña.
De la misma forma, se puede observar una hamaca que encontró dentro de la basura. Sin embargo, Rodi duerme en un colchón que se encuentra a la intemperie y se cubre con colchas que, igualmente, encontró entre los desperdicios.
A su alrededor se encuentran las montañas de basura que han apilado las maquinas del municipio, miles de moscas, moscos y otros animales, así como olores fétidos.
Rodi cuenta con una voz tranquila sus ideas revueltas, que nació en una familia donde su padre era ganadero en el municipio de Morelos, pero tenía tres familias, así que a los 15 años emigró a Chetumal, pues en viajes anteriores lo conoció y le había gustado. “En ese entonces ni siquiera era Chetumal, le decían Payo Obispo, un pueblito de pura madera, no había nada de gente”.
Trabajó como panadero en reconocidas empresas como la panadería “La Invencible”, “La Icela”, “La Muralla” y “18 de Marzo”, hasta que un conflicto con una persona lo llevó a purgar una pena en el Centro de Reinserción Social de Chetumal (Cereso) de 10 años.
Al salir, personas que conocía le enseñaron a recolectar desechos para sacarles provecho y comenzó a dedicarse a eso. “ya no voy a ver a mi familia, ya me adapté a la situación”, “la única vez que los fui a ver, fue cuando me dijeron que me andaban buscando para darme una herencia”.
Rodi explica: “con lo poco que me cae, con eso soy feliz, no le debo a nadie, no tengo problemas con nadie y tampoco me dedico a robar”.
Mencionó que no le gustan los pleitos, ni los conflictos y prefiere estar tranquilo con lo que hace.
Esta noche será para Rodi como otra más y, mañana, al despertar, continuará buscando entre la basura para sobrevivir el día.
[gallery jnewsslider="true" jnewsslider_zoom="true" ids="142656,142657,142658,142655"]