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Quintana Roo

Panorama desolador en playas cancunenses

Por Yolanda Gutiérrez

Escasa afluencia de bañistas se detectó el jueves en los principales balnearios públicos de la zona hotelera, ante el desencanto de los prestadores de servicios turísticos, quienes han visto un drástico bajón en sus ingresos desde que finalizaron las vacaciones de verano.

La mayor fuente de ingresos de los meseros y cocineros de los restaurantes de playa son las propinas; casi todos perciben uno o cuando mucho dos salarios mínimos al día, lo que resulta insuficiente como para sacar adelante a sus familias, tal y como comentó el empleado en uno de estos establecimientos.

“Lo bueno que para las propinas son los meses en que se detecta más turismo extranjero; muchos solo vienen a tomar una cerveza o cóctel, mientras esperan el ferry para Isla Mujeres, pero aún así siempre dejan algo, en tanto que el nacional deja propinas poco sustanciosas, por lo general y algunos ni eso, igual que la gente local, casi todos los cancunenses hasta se traen la comida de su casa y solo consumen aquí las bebidas, para tener derecho a una mesa con sombrilla”.

Tras llevar a cabo un recorrido por diferentes playas públicas de la zona hotelera, se pudo constatar que la afluencia de bañistas era mediana, hasta el punto que en algunos balnearios eran muy pocas las personas que se encontraban en los arenales.

Incluso en Chac-Mool, donde los servicios gratuitos son un atractivo para los bañistas, apenas dos o tres palapas se encontraban ocupadas.

Ni siquiera se detectó un importante número de usuarios en Gaviota Azul, uno de los balnearios públicos más emblemáticos de la zona de playas, pese a que el miércoles la presencia de sargazo era casi nula y las pocas algas no afectaban las actividades acuáticas.

Y ahora que el sargazo comienza a desaparecer, o al menos no se detecta en tan gran intensidad como en semanas anteriores, una vez finalizado el periodo vacacional es mucho menor la cantidad de visitantes que se aprecian en la zona hotelera.

Se pudo observar que las playas que colindan con los centros de hospedaje reflejan una mayor presencia de usuarios, aunque su número es mucho menor que cuando las vacaciones se encontraban en pleno apogeo. Balnearios públicos como Marlín, Delfines y Chac-Mool se encontraban prácticamente vacíos, con apenas unos pocos bañistas en el mar, pese a que el escaso oleaje y las nulas corrientes, aunado al azul cristalino del agua, hacían apetecible darse un chapuzón.

Sin embargo, se pudieron apreciar turistas que, ataviadas con diminutos bikinis, caminaban a lo largo de la línea costera, se daban un chapuzón o tomaban el sol mientras leían un libro, consumían alguna bebida o simplemente dormitaban, dejándose acariciar por la suave brisa marina.

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