Por Olivia Vázquez
El anuncio de la reactivación del proyecto Grand Island en la zona hotelera de Cancún que ha sido frenado en dos ocasiones y que ahora es avalado por el Gobierno Federal bajo la nube de mayor generación de empleo y la llegada de la más grande inversión, tomó por sorpresa al sector empresarial del destino, quienes calificaron de absurdo e ilógico que se dé luz verde a un proyecto de esta magnitud en una zona que ya colapsa por la sobrecarga turística.
La inversión de mil millones de dólares que se anticipa para Cancún como la más grande de los últimos 30 años, fue anunciada por el titular de la Secretaría de Turismo Federal, Miguel Torruco, en la mañanera del presidente Andrés López Obrador, como un proyecto que vendrá a revitalizar la zona turística.
El proyecto del Grand Island que resucita nuevamente se detonará en la zona hotelera de Cancún (específicamente en el kilómetro 16.5 donde siempre se ha dado la intención del desarrollo y se ha frenado en dos ocasiones por la fragilidad ambiental de la zona) con una proyección ahora, de tres mil cuartos hoteleros, un centro de convenciones; el más grande de la zona con 10 mil metros cuadrados; y hasta se menciona podría albergar la pista Nascar o de carreras que se planteó como una posibilidad de inversión para el destino.
Este proyecto, se informó, es impulsando por capital mexicano y financiado por Bancomext y dos bancos extranjeros, y advierte la generación de 7,500 empleos en la primer etapa y 12 mil directos e indirectos durante la vida del proyecto.
El anuncio que revivió al Grand Island tomó por sorpresa a líderes empresariales del destino, quienes consideraron un verdadero absurdo este nuevo intento de desarrollar en la zona donde se requiere primero atender las necesidades de infraestructura básica que ha sido rebasada por su explosivo crecimiento.
Líderes de varios sectores productivos que conocieron del anuncio la mañana de ayer, consideraron que antes de pensar en concretar nuevos proyectos en la zona hotelera se debe dar atención prioritaria a la infraestructura, pues el corredor ya colapsa por la sobrecarga que se ha generado.
Roberto Díaz Abraham, expresidente de la Asociación de Náuticos de Cancún y cónsul honorario de Hungría, calificó como grave el anuncio de este desarrollo.
“Es grave, yo no sé en qué mente cabe poner tres mil habitaciones más en una isla tan reducida con todas las limitaciones que tiene de vialidad. Hoy por hoy es dificilísimo entrar y salir de la zona hotelera. En lugar de pensar en nuevas opciones e invertir en proyectos sustentables, se está hablando de colapsar la zona hotelera con una inversión así, tan absurda”, expresó.
El incrementar la oferta hotelera en una zona ya saturada, va a colapsar al turismo, es contrario a lo que se busca porque no hay suficiente vialidad, plantas de tratamiento. “Es absurdo hablar de ese tipo de inversiones sin sustento... es absurdo e increíble”, dijo.
En ese sentido, Francisco Córdova Lira, expresidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) manifestó su sorpresa ante el anuncio de que el proyecto se activa, cuando el mismo desarrollo ha sido negado por dos o tres administraciones.
“Es el mismo Grand Island que ha quebrado, que ha cerrado, que trataron de hacer muchos edificios hace mucho tiempo. Fue prohibido, luego trataron de hacer residencias y fue prohibido. Ahora regresan con un hotel de mil millones de dólares. No entiendo en qué se basan si el entorno natural sigue siendo exactamente el mismo. No sé que van a hacer para quitar las condicionantes que tuvo en sus dos intentos”; expresó.
Por su parte, Roberto Cintrón, presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, indicó que hay proyectos como éste que salen autorizados y que generan sorpresa, sobre todo por las dificultades que ya se tienen en la zona hotelera de Cancún, no solamente la capacidad hotelera, sino por las zonas habitacionales y todos los problemas que se tienen.
“Yo me quiero imaginar y estoy seguro que dentro de la Manifestación de Impacto Ambiental vienen en juego muchas cosas, deben generar su propia agua, sus plantas de tratamiento y muchas otras cosas”, expresó al referir que debe traer otros retos, como la movilidad. “Quizá dentro de este plan venga el puente de la Laguna”, señaló.
Así también, Inna German, presidenta del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) advirtió que antes de aprobar este tipo de proyectos se debe atender el tema de los servicios e infraestructura.
“Hay que tener cuidado en aprobar y generar tan rápido un crecimiento de este tipo, porque entonces la infraestructura de apoyo no se va a dar”, dijo.
De por sí, refirió que Cancún sólo recibe un retorno de impuestos conforme a su número de habitantes y no se toma en cuenta que recibe millones de turistas al año, por lo que es importante que estos proyectos estén bien acompañados de dotación de infraestructura.
Sobre la posibilidad de que el proyecto se reviva luego de ser frenado en dos ocasiones por la vulnerabilidad ambiental, tal como sucedió con Tajamar, la presidente sólo expresó que es ilógico y hasta hipócrita como sociedad, haber frenado un proyecto como Tajamar en una zona que ya estaba establecida e impactada. Yo creo que los ecologistas deberían voltear a cosas que están sucediendo de mayor impacto.