Por Gerardo Reynoso
Cancún llega a sus 49 años tal y como comenzó. El principal destino turístico del país aún con el paso del tiempo sigue siendo una ciudad de dos rostros, de dos facetas que han marcado su existencia.
La perspectiva de esa ciudad que ve reflejada en sus dos facetas toda su historia, la describe de mejor manera una de las voces autorizadas de Quintana Roo: Jorge Polanco Zapata.
El ex senador de la entidad hace énfasis en su análisis acerca de la falta de un compromiso colectivo por parte de la ciudadanía, para mejorar y llegar a los 50 años con una vertiente positiva.
Ese compromiso tiene que ser real, palpable y de inmediato. Y parte de la ciudadanía, ya que, los habitantes de Cancún a 49 años de la ciudad, aún no consolidan algo que es fundamental para todo territorio: Identidad y arraigo.
“Sencillamente, no nos hemos esforzado por generar un pensamiento en común para beneficio de quienes aquí vivimos. Nos hace falta compromiso colectivo. Acciones colectivas. Para mejorar nuestra ciudad y la sociedad”, detalla Jorge Polanco Zapata.
El mito del Centro Integralmente Planeado
Para encontrar la raíz de todos los problemas que vive Cancún, hay que regresar a los primeros años del destino. En aquel momento, lo hacían llamar Centro Integralmente Planeado.
Sin embargo, de planeado e integral tenía poco o nada. Lo anterior se debe a que desde el principio, en el nombre del progreso se permitieron muchas irregularidades que, a 49 años de distancia, aún son palpables.
Por esta razón, Polanco Zapata afirma que el nombre del Centro Integralmente Planeado fue decorativo, hecho para los archivos y presentaciones gubernamentales, ya que la realidad se alejaba por completo de esas dos facetas que Cancún no pudo tener al 100 por ciento.
Recordó que en la década de los 60s, la isla de Cancún estaba prácticamente deshabitada, ya que solo la visitaban algunos aventureros durante ciertas épocas del año. Por su parte, el entonces territorio (hoy estado) de Quintana Roo, tenía poco más de 40 mil habitantes, la mayoría concentrados en Chetumal, Cozumel e Isla Mujeres.
Por esos años, exactamente en 1969, el Banco de México (Banxico) creó el Fondo de Promoción e Infraestructura Turística (Infratur), como parte del Plan Nacional de Turismo que ordenó el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz. El objetivo: consolidar el papel estratégico de esta industria en el desarrollo económico.
Así, el extinto Infratur comenzó los estudios para identificar las zonas propicias para la ejecución de proyectos de infraestructura turística. Cancún y Zihuatanejo, en Guerrero, fueron elegidos como prioridades de inversión.
Desde aquel momento, se vislumbró el éxito que tendría el Caribe mexicano. El lugar era perfecto y solo se tenía que desarrollar, construir y esperar a que el turismo generase riqueza.
De hecho, la condición crítica de la economía en el territorio de Quintana Roo, sumada a la situación del mercado turístico internacional, fueron factores clave para el nacimiento de este proyecto.
La riqueza, como tal, trajo consigo el arribo masivo de personas y con ello, se creo la ciudad de los dos rostros, donde la opulencia y la carencia, han quedado enmarcadas hasta el día de hoy.
Cancún, la ciudad de los dos rostros
Cancún es reconocido en todo el mundo por sus espectaculares playas de arena blanca y su fascinante mar en tonos turquesa, además de la excelente conectividad aérea y su infraestructura de primer nivel que lo colocan como el destino turístico líder en América Latina. Es un destino multifacético para vivir experiencias únicas, combina el glamour, la naturaleza, la cultura maya, y los servicios de clase mundial con seductoras ofertas de entretenimiento y un extraordinario escenario gastronómico.
Sin embargo, detrás de ese éxito también existe decadencia. De acuerdo con Jorge Polanco, Cancún ha sido una ciudad de dos caras, dos espejos; por un lado la riqueza, la opulencia y por el otro, la pobreza, la miseria, también se hacen presentes.
Si bien es cierto que la ciudad logró un desarrollo, también es una realidad que ha quedado rezagada debido a la falta de infraestructura que nunca se ha tenido, pese al éxito constante en materia de turismo.
“La carencia creció al igual que el éxito. El arribo masivo de personas que solicitaba infraestructura social, que generaba necesidades estableció una nula respuesta de los gobiernos municipales”, puntualiza Jorge Polanco.
Al no haber infraestructura, las condiciones han ido cada vez más hacia el lado negativo. Las carencias son muy notorias pese al crecimiento alto que se tiene en las estadísticas de esos gobiernos.
“Cancún es una ciudad de dos caras, es una ciudad que ha logrado desarrollo, pero de igual manera ha permitido el crecimiento de pobreza y de miseria. Todo esto viene de un contexto histórico, recordemos que los creadores de Cancún vivían en galerones, mientras que los ingenieros y autoridades en aquellos años, solían tener hasta ventiladores para mejorar sus condiciones de estancia”, detalla el entrevistado.
Un punto que no puede olvidarse, es el hecho de que Cozumel y Chetumal tienen más de doble de la vida de Cancún, además de que en esos lugares se dieron relevantes movimientos que repercutieron directamente en el Caribe mexicano.
Actualmente, los problemas que vive Cancún repercuten de manera directa en los otros puntos de la entidad, debido a que se trata de la punta de lanza económica que tiene Quintana Roo.
Uno de esos problemas que se nota directamente es el sargazo, donde la industria turística padece y el resto del estado sufre, debido a que son temas que deben ser atendidos en muchas dimensiones.
“Los que conocen de turismo dicen que los ciclos de atractivo turístico son 50 años. Cancún debe innovarse. Pero no nada más es en infraestructura, sino en la diversidad de los mercados. “El cuidado del entorno debe ser importante”, sostiene Jorge Polanco, quien añade que, “hay gente que viene a lacerar a nuestra sociedad. Lo vemos reflejado en la violencia, en los crímenes”.
“Tenemos un mercado potencial de 20 millones de turistas y que no todos consumen drogas, pero un porcentaje sí lo hace y viene a eso por hábito diario”
Asimismo, detalla que para terminar con la ciudad de los dos rostros, se debe trabajar en unidad. En armonía. Y sin egoísmo. Por su parte, los gobernantes deben mostrar mayor compromiso y trabajar con mayor honestidad.
Solo así, Cancún llegará a los 50 años sin tantas dudas y preguntas qué, al sol de hoy, difícilmente tienen respuesta.