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Quintana Roo

Aumenta llegada de turistas a playas de Quintana Roo

El fresco viento, que “empanizaba” de arena todo a su alrededor, y el cielo medio nublado, provocaron que los balnearios públicos del destino registrasen una mediana afluencia de bañistas, situación que se apreció especialmente en playas como Gaviota Azul, que por lo general es una de las más frecuentadas.

Este balneario enfrenta, además, los severos estragos de la erosión y la aparición de más y más rocas que emergen del fondo marino; la fisonomía de los arenales cambió tanto, que camastros y sombrillas que se instalan por lo general cerca de la roca que divide Gaviota Azul de Chac-Mool no pudieron colocarse, a causa de los escalones que empiezan a formarse en el área.

La mayor parte de las sombrillas, salvo las ocupadas, permanecían cerradas y aseguradas para que no salieran volando, en tanto prestadores de servicios que ofrecen alimentos y bebidas a los bañistas coincidieron en señalar que desde hace diez días en Gaviota Azul no se paran ni las moscas.

“Viene la gente pero se van a otras playas más tranquilas, sobre todo a Langosta. Aquí hace mucho viento y la gente no puede pedir nada de comer porque se les llena de arena, tampoco pueden nadar porque las olas son demasiado altas y los guardavidas no dejan que se alejen demasiado de la orilla”, explicó uno de ellos.

En las playas altas, desde Gaviota Azul hasta Delfines, los guardavidas no se daban abasto para vigilar a los bañistas que retozaban entre las olas, muchos de los cuales no respetaban los banderines rojos que indican que determinadas zonas de la playa no son aptas para nadar. Incluso algunos de ellos eran arrastrados por las corrientes marinas y la fuerte resaca que se registró en varios puntos, aunque afortunadamente todos ellos lograban llegar a la orilla por sus propios medios.

Los elementos del Grupo de Rescate Acuático advertían a los usuarios sobre el riesgo de meterse al agua en los puntos marcados con banderines rojos, pero en muchas de las ocasiones los bañistas hacían caso omiso, ante la desesperación de quienes deben velar por su seguridad.

Llama la atención el severo índice de erosión registrado en Gaviota Azul, donde día con día afloran más rocas, que son aprovechadas por los bañistas para tomarse las fotos del recuerdo, contemplar el paisaje e inclusive disfrutar de un jacuzzi natural en un punto en que las rocas forman una pequeña alberca que renueva sus aguas cada vez que una ola irrumpe contra las piedras.

Repletas de resbaloso limo y manojos de algas que semejan a cabelleras de distintos tonos verdosos, las rocas que emergieron del mar se convierten en un riesgo para los bañistas que caminan a lo largo de la costa, que corren el peligro de patinar y caer, lo que podría conllevar lesiones más o menos severas.

Escalones de arena que en algunos puntos alcanzan casi los dos metros de altura se alternan con otros mucho más pequeños e incluso en algunos puntos en los que generalmente son inexistentes, la erosión los empieza a hacer crecer.

Por Yolanda Gutiérrez

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