Casos de extorsión, conocidos como “cobro de piso”, contra pequeños negocios generan temor entre comerciantes, quienes afirmaron recibir amenazas y exigencias económicas por parte de supuestos grupos delictivos.
No obstante, optan por no presentar denuncias formales ante el temor de represalias, señaló Cristian N., empresario de la isla. Esta situación contrasta con las cifras oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que no reportan querellas por este ilícito en lo que va del año, lo que pone en duda la dimensión real del problema.
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Con base en testimonios, dueños de micronegocios —como tiendas de abarrotes, talleres mecánicos, fondas y comercios familiares— aseguraron haber sido abordados de manera directa o mediante llamadas telefónicas, en las que les solicitan pagos periódicos a cambio de “evitar conflictos”.
Si bien Cozumel mantiene una percepción de tranquilidad frente a municipios del continente, los afectados advirtieron que esta práctica comienza a manifestarse en la isla.
Pablo N., comerciante del primer cuadro de la ciudad, narró que recibió mensajes intimidatorios luego de negarse a efectuar un pago. María N., propietaria de una fonda, explicó que el miedo es el principal motivo por el cual no se recurre a las autoridades. Sergio N., dedicado a la reparación de motocicletas, indicó que colegas le recomendaron ser discreto y cerrar más temprano como medida de autoprotección.
Según estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hasta el momento no existen reportes formales por extorsión en Cozumel, lo que refleja una considerable “cifra negra”.
Integrantes de cámaras empresariales reconocieron que el fenómeno está presente, pero que numerosos casos no se denuncian por temor, desconfianza institucional o la percepción de que presentar una queja no garantiza seguridad.
Este escenario ha encendido alertas entre representantes de los sectores productivos, quienes advirtieron que el “cobro de piso” no sólo impacta la estabilidad financiera de los pequeños negocios, sino que también deteriora la confianza social y la imagen de Cozumel como destino seguro.