
Más de 80 embarcaciones contaminan también la laguna Nichupté. Frente al enorme asta bandera nacional, que se ubica a la altura del kilómetro cinco del Boulevard Kukulcán, se encuentra un cementerio de barcos y lanchas semi hundidas que aumenta su número conforme pasa el tiempo.
Loa asociados náuticos de Quintana Roo asegura que continúan pendientes la extracción de entre 60 y 80 embarcaciones abandonadas en la laguna de Nichupté.

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“La Capitanía de Puerto había iniciado ya con trabajos jurídicos para poder disponer de las embarcaciones, porque esas embarcaciones tienen un propietario y no debes de agarrarlas y disponerlas porque te puedes meter en una complicación legal”, de acuerdo con el organismo.
Hasta el último avance que tuvieron al respecto, la Capitanía de Puerto informó que ya prácticamente la mayoría estaban libres para poder disponer de ellas y el gobierno del estado junto con el municipio iban a coordinar el trabajo de extraerlas de la laguna para poderlas trasladar vía terrestre y encontrarles algún sitio de disposición final.

Aunque descartan que dichas embarcaciones puedan convertirlas en arrecifes, algo que no prosperó porque es inviable ambientalmente, siendo que las embarcaciones mayormente están construidas de fibra de vidrio, por lo que no pueden cambiarse de lugar para ponerlas como arrecife artificial, puesto que las corrientes las van a romper y terminarán siendo basura; “no va a funcionar como recurso artificial, aunado a que pueden tener hidrocarburos, aceites y otros elementos que pueden afectar”.
Contaminada por aguas negras, que bajan de los hoteles sobre el boulevard, la Laguna Nichupté sirve también de depósito de basura y plásticos que la envenenan todo el tiempo.
Entrando del mar y cruzando el Puente Calinda hacia Nichupté hay unas instalaciones de Marina y frente a ésta se encuentran los restos de una lancha que se quemó en ese sitio hace más de un año.
Los marinos que son asignados a ese campamento se divierten todos los días nadando en el canal, donde, por cierto, existen anuncios de “cuidado con los cocodrilos”, pero a ninguno de ellos se le ocurre hacer labor y limpiar el lugar de la basura, más bien parecen estar siempre de vacacione.
Estas embarcaciones, que en su momento fueron utilizadas para actividades turísticas o privadas, han quedado a la deriva por falta de regulación, negligencia de propietarios y ausencia de un programa integral de retiro.

Algunas se hunden lentamente, liberando metales pesados y aceites que alteran la calidad del agua y ponen en riesgo a especies como el cocodrilo de pantano, el manatí y diversas aves acuáticas.
El deterioro de la laguna no solo afecta al medio ambiente, sino también a las comunidades que dependen de ella. Pescadores artesanales han reportado disminución en la captura de especies como robalo y mojarra, mientras que guías turísticos señalan que la presencia de embarcaciones oxidadas y contaminantes ahuyenta a los visitantes interesados en el ecoturismo.