Debido a que hay falta de claridad en tarifas de recolección de basura de la Solución Integral de Residuos Sólidos (Siresol), surge una mafia que cobra 20 pesos a la gente para llevarse sus desperdicios, según ciudadanos.
La inconformidad entre comerciantes, advierte que la situación no sólo afecta su economía, sino que está generando un problema social mayor: el aumento de tiraderos clandestinos, focos de contaminación y riesgos sanitarios en colonias populares.
Incluso algunos “generadores”, prefieren pagar a personas que pasan en triciclos o camionetas de redilas por distintas colonias, para llevarse esa basura por la que cobran desde 20 pesos en adelante, dependiendo de los desechos de qué se traten, cuyo destino final muchas veces son lotes baldíos.
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Cobros que rebasan la capacidad de pequeños negocios
De acuerdo con información pública, Siresol aplica un cobro aproximado de 3.10 pesos por kilo de basura, lo que para pequeños y medianos negocios puede representar pagos mensuales de varios miles de pesos, dependiendo del volumen generado y el problema no es sólo el monto, sino la falta de claridad sobre cómo se calcula.
“Somos una miscelánea familiar, no un hotel. A veces el cobro de la basura es casi lo mismo que pagamos de luz. Así es imposible mantenerte en regla, tenemos que pagar anualmente al Ayuntamiento, pero cada semana prefiero darle al del triciclo para que se la lleve que al de la basura”, señaló Josué Ramírez, comerciante de la Región 99.
La presión económica ha llevado a algunos negocios a buscar alternativas irregulares para deshacerse de sus residuos, lo que ha derivado en el aumento de tiraderos clandestinos en diversas zonas de la ciudad.
“Hay locales que ya no pueden pagar y prefieren sacar la basura de noche y dejarla en terrenos baldíos. No es que quieran contaminar, es que no les alcanza”, comentó Rogelio Ceh, recolector informal de residuos que trabaja en la Región 95, donde hay muchos locales de comida.
Por su parte, autoridades municipales han reconocido el problema y reportaron que este año, se han detectado alrededor de 250 tiraderos clandestinos, se ha intervenido en poco más de 100, además de la aplicación de más 163 personas sancionadas de forma administrativas de enero a la fecha por arrojo ilegal de basura. 29 vehículos detectados y un total de 702 actas circunstanciadas.
Los efectos de esta práctica recaen principalmente en las colonias populares, donde los tiraderos ilegales se convierten en focos de infección: “Aquí dejan bolsas con restos de comida y hasta animales muertos. Hay ratas, moscas y el olor es insoportable. Ya hemos pedido que limpien, pero a los días vuelve a aparecer la basura”, relató Ana Lucrecia Juárez, vecina de la Región 99.
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Aunque el Ayuntamiento ha reforzado operativos de limpieza y sanciones a comerciantes y ciudadanos, el problema de fondo es la desconfianza en el sistema de cobro y la falta de esquemas diferenciados para pequeños negocios. La combinación de tarifas elevadas, presunta opacidad y capacidad limitada de pago está generando un círculo vicioso: evasión, disposición ilegal de residuos, contaminación ambiental y mayor gasto público para limpiar lo que no se recolectó de forma regular.
Como han señalado los propios comerciantes, la basura representa un gran negocio por los contratos, las concesiones y la propia disposición de residuos sólidos ya que Siresol, tiene tarifas diversas para determinar y cobrar los kilos de basura que genera cada negocio, manejando dos formatos, uno lleno y otro en blanco.
Además, cada local está obligado a llevar al “reciclatón” cada 15 días, entre 10 y 20 kilos de objetos reciclables (dependiendo el tamaño del negocio a veces más o menos) y cada semana se acumulan al menos 7 toneladas en los distintos puntos de acopio y desde que llegó Siresol empezó a cobrar por kilo de cascajo y la gente prefirió tirarlo en los camellones o lotes baldíos.