
El mercado "Pancho Villa", ubicado en la avenida Nader, muestra claros signos de abandono. Entre sus pasillos se acumulan basura, estructuras dañadas y objetos olvidados. La mayoría de los locales permanecen cerrados; algunos funcionan como bodegas, mientras que otros simplemente están desocupados.
Sólo unos pocos comerciantes siguen activos. La falta de movimiento y vigilancia ha creado condiciones que favorecen los robos, lo que mantiene el lugar en un deterioro constante.

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Durante un recorrido reciente por el lugar, se constató que la basura prevalece en gran parte de los pasillos. Montones de desechos se combinan con cajas viejas, latas tiradas, envolturas y otros residuos que dan una imagen descuidada del espacio.
Las tejas de algunos techos están visiblemente dañadas, con varias piezas caídas y otras a punto de desprenderse, lo que representa un riesgo para los pocos visitantes o trabajadores que aún acuden al mercado.

De los numerosos locales que alguna vez funcionaron, se estima que sólo cinco o seis permanecen abiertos al público. El resto se mantiene cerrado, pero según los propios locatarios, muchos de esos espacios no están vacíos, sino que se utilizan como bodegas. Algunos de los propietarios, señalan, ni siquiera viven en la ciudad y únicamente acuden una o dos veces al año para revisar el estado de sus locales. Esto ha generado un abandono prolongado, en el que no se da mantenimiento ni se asume responsabilidad por las condiciones del lugar.
La falta de vigilancia y el escaso movimiento de personas han generado un ambiente propicio para el robo. Locatarios aseguran que en lo que va del año se han registrado al menos dos o tres incidentes relacionados con este tipo de delitos. Además, comentan que en varias ocasiones han detectado personas que ingresan al sitio únicamente para consumir sustancias, aprovechando la soledad y la ausencia de vigilancia. Esto ha incrementado la sensación de inseguridad entre los pocos que aún laboran en el mercado.
Entre los negocios que aún operan, hay algunos dedicados a la venta de comida. Sin embargo, los comerciantes coinciden en que es difícil atraer clientes cuando el entorno no ofrece limpieza ni seguridad. Aunque existe la obligación de que cada locatario mantenga limpia su área, no todos lo hacen. Hay tramos donde los desechos se acumulan sin control, incluyendo un antiguo baño portátil lleno de basura y rodeado de cajas vacías, cigarros tirados y restos de comida.
Los espacios abandonados y las estructuras dañadas han ido alejando cada vez más a los posibles visitantes. Los comerciantes aseguran que, bajo estas condiciones, resulta complicado mantener un flujo constante de clientes. Muchos optan por no acercarse al lugar ante el estado en que se encuentra. Mientras tanto, los pocos locatarios activos mantienen sus puertas abiertas, pero sin muchas esperanzas de que el mercado recupere el movimiento que alguna vez tuvo.