
Derivado de la rapidez con la cual se expande el pez diablo en los cuerpos de agua del sur de Quintana Roo, especialistas se encuentran analizando el ADN de esta especie para determinar qué uso se le puede dar para aprovecharla, como una forma de evitar que se siga expandiendo en la zona sur sin control; por ejemplo, se espera determinar si puede ser consumida para consumo humano.
A causa de la expansión descontrolada del pez diablo en el sur de la entidad, los especialistas se encuentran estudiante a la especie para determinar si puede ser utilizada para consumo de personas o animales, con el fin de aprovecharla y, al mismo tiempo, contrarrestar de alguna manera su expansión, para proteger a las especies endémicas que pueden estar siendo desplazadas por el pez diablo.
Si bien en otros estados de la república mexicana, como es el caso de Tabasco, se ha logrado darle un uso al pez diablo, de modo que puede ser consumido como alimento, en el caso del sur de Quintana Roo se requieren aún estudios para poder saber si se puede llevar a cabo lo mismo que en el caso de Tabasco, debido a que se debe tener en cuenta que el pez diablo es una especie bioacumuladora.
En ese sentido, el pez diablo se alimenta de los restos que se encuentran en el fondo de los cuerpos de agua, sin embargo, en algunos de los cuerpos de agua de la entidad se han encontrado microorganismos que podrían ser dañinos para la salud de los humanos y los animales, por lo que es necesario asegurarse de que el pez diablo de la zona no cuente con estos microorganismos o materiales pesados.
Al respecto, el titular de la Dirección de Áreas Naturales Protegidas, Mateo Sabido, señaló que “el trabajo que hacemos es la parte genética, aquí falta mucho por investigar y, de hecho, uno de los temas que están considerados en la línea es saber precisamente esos estudios para saber la calidad de la carne”, con el fin de que no genere otro tipo de problemas si es consumido sin que se realicen los estudios pertinentes, en materia de salud pública.