
La tarde de ayer se dio a conocer el asesinato de una niña de 10 años, presuntamente a manos de su padrastro, quien habría actuado bajo los efectos de alguna sustancia. El hecho ha provocado una oleada de indignación y temor entre habitantes, quienes consideraron que este tipo de casos reflejan una grave falla en el tejido social de la ciudad.
Para muchos ciudadanos, este crimen no sólo significa la pérdida de una vida inocente, sino una señal clara de que Cancún está lejos de ser el paraíso que por años se ha vendido. Habitantes como Emiliano Téllez expresaron su preocupación al señalar que este tipo de hechos demuestran una falla social múltiple en la ciudad y en el país, marcada por el miedo, silencio y la negligencia.

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Madres de familia, como Saraí López, compartieron que este tipo de noticias les genera miedo y las hace pensar dos veces antes de dejar a sus hijos salir con amigos o personas cercanas. Coincidieron en que antes existía la creencia de que a los niños no se les tocaba, pero hoy son precisamente ellos quienes están más expuestos y desprotegidos.
Habitantes indicaron que los entornos familiares no ofrecen seguridad como antes, y que es urgente repensar a quién se permite entrar al hogar. Afirmaron que no se trata sólo de un caso aislado, sino de una problemática que ha ido en aumento y que requiere acciones concretas por parte de las autoridades y la sociedad en general.
Otros ciudadanos lamentaron que, pese a la gravedad del hecho, muchas veces estos casos terminan archivados o cayendo en el olvido. Coincidieron en que este crimen no debe quedar impune y que la justicia debe ser firme y rápida para evitar que se repitan tragedias similares.

Cibernautas enojados
En redes sociales, la conversación giró en torno a la urgencia de reforzar los mecanismos de protección para niños y adolescentes. Las reacciones fueron de enojo, tristeza y frustración, con un llamado generalizado a no normalizar estos actos de violencia. Además de pensar más de dos veces a quién metes a vivir con tus hijos.
Para muchos cancunenses, esta tragedia no sólo duele, sino que también deja una marca profunda. La exigencia de la ciudanía fue clara. Pidieron justicia para la menor y que nunca vuelva a ocurrir algo similar.