
Se atendieron 168 denuncias cibernéticas durante el 8 al 14 de septiembre en el estado, de las que sobresale el acoso cibernético con 30 quejas, lo que representa un promedio de más de cuatro al día, delito que cada vez se ha hecho más común, ya que las 4 semanas previas a este registro se habían reportado 94 casos similares.
Durante la misma semana, se contabilizaron 25 denuncias por cobranza ilegítima a través de amenazas, convirtiéndose en el segundo delito con mayor incidencia.
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Este tipo de prácticas había acumulado 84 casos en el mes previo, por lo que el descenso refleja un cambio momentáneo en las tendencias delictivas en línea.
En cuanto a robo de contraseñas, se documentaron 16 reportes. Estos incidentes implican la sustracción de accesos personales, lo que posteriormente facilita fraudes, extorsiones o incluso la suplantación de identidad.
La facilidad con la que se propagan estos ataques refuerza la vulnerabilidad de los usuarios.
Otro de los delitos presentes fue el denominado “fraude nigeriano”, que registró 16 casos en la semana. Esta modalidad consiste en engaños financieros a través de correos electrónicos o mensajes en los que se promete una ganancia rápida a cambio de transferencias o depósitos, un esquema que continúa atrapando a víctimas a pesar de su antigüedad.
Las extorsiones cibernéticas alcanzaron 12 denuncias. En estos casos, los agresores buscan intimidar a las personas con la amenaza de difundir información personal o falsa, obligando a las víctimas a entregar dinero o realizar transferencias para evitar la exposición.
Se reportaron además cinco fraudes a comercios electrónicos.
Estas prácticas consisten en compras falsas, clonación de datos de pago o incumplimiento en la entrega de productos, lo que afecta tanto a consumidores como a negocios que operan a través de plataformas digitales.
La semana también dejó como saldo la baja de 32 perfiles y publicaciones en redes sociales, medida que suele implementarse como parte de los procesos de denuncia para frenar la difusión de contenido ofensivo, engañoso o utilizado para estafas.
En conjunto, los datos muestran que los delitos cibernéticos en Quintana Roo abarcan desde prácticas de acoso directo hasta esquemas financieros complejos.
El acoso cibernético se mantiene como el más recurrente, mientras que modalidades como la cobranza ilegítima, el fraude y la extorsión revelan la diversidad de mecanismos con los que operan los agresores en línea.