Por Romeo Frías Bobadilla
En un abrir y cerrar de ojos
Todo lo que se proyectó hace más de 150 años para crear un puerto más cercano a la Capital del Estado fue de beneficio, no sólo para la capital sino para toda la Entidad.
El proyecto que recibieron los pobladores fue relativo, ya que con Progreso se favorecieron muchos intereses y el avance de Yucatán fue muy visible cuando se contó con el puerto.
El hombre que descubrió las cualidades de este lugar para un gran centro de trabajo fue, indiscutiblemente, el agrimensor José Dolores Espinosa, quien con recomendación de la agencia del Ministerio de Fomento, estudió toda esta tierra y su contorno buscando a cada lugar una aplicación beneficiosa, según se desprende de sus informes.
“Para la construcción de un muelle -dijo- no hay inconveniente, exactamente en el centro de su costa”, como sugirió el capitán de la marina española, Gerardo Tizón, quien fue otro de los hombres que estudiaron palmo a palmo este sitio.
En el informe se dio por segura la utilización de la ciénaga con un canal, desde la playa, para el abrigo de embarcaciones menores.
“Sería muy fácil -aseguró Espinosa- canalizar de mil a mil quinientas varas de 800 a 1,200 metros) que hay del mar al estero, para asegurar y dar abrigo a las embarcaciones de poco calado (se logró con Yucalpetén, según se previó), proyecto que, desde entonces, contaba con muchos partidarios, estimándose si no de menos, de igual valor que la contrucción de los muelles.