Yucatán

Padres de familia inducen a sus hijos al sobrepeso

“No puede ser que los papás manden a los niños de preescolar con mantecadas y un jugo envasado; eso no es desayuno; ni tampoco puede ser que les manden refresco, eso no es posible, pero lamentablemente las mamás y papás en Mérida le dan a los hijos lo primero que encuentran y si no hay nada, pues les dan dinero; sí hay papás que mandan loncheras saludables con fruta, verdura, jugo natural, leche, pero son pocos; en la lonchera de los niños se ve lo que comen en casa y la lonchera viene siendo su desayuno”, relató una maestra de preescolar en este regreso a clases.

Los estudiantes de preescolar, primaria y secundaria salen de casa entre 6:30 y 7 de la mañana, muchas veces sin desayunar, para llegar a la hora de entrada, ya sea las 7 o 7:30 de la mañana.

De acuerdo con información recabada por POR ESTO!, los niños toman “algo” en la casa; en el mejor de los casos es leche y una fruta, a veces nada, y en el peor, refresco o jugo envasado, galletas y pan.

El desayuno lo hacen a la hora del recreo, ya sea lo que llevan en la lonchera desde casa o compran lo que ofrecen las “tienditas” escolares.

El contenido de la lonchera no refleja una alimentación saludable, rica en verduras, frutas, proteína animal y cereal, sino que está cargada de carbohidratos: pan, jugos envasados, galletas y yogurt.

Es hasta el almuerzo cuando “posiblemente” coman verduras en casa; en la cena o merienda los estudiantes suelen comer alimentos comprados cargados de grasa y carbohidratos, como pizzas, tacos, tortas y hamburguesas, entre otros.

Este escenario diario debe cambiar en favor de la salud de niños y padres de familia, por lo que es necesario que desde casa se adopte una alimentación saludable que se reproduzca en la escuela y evite los problemas de salud que desencadenan la mala alimentación.

Hasta el 2016, último reporte del Registro nacional de peso y talla en escolares del DIF nacional, Yucatán tenía una prevalencia del 43.1 por ciento de sobrepeso y obesidad en población escolar. Al ingresar a la escuela primaria lo hacen con un 34.7 por ciento, y aumenta en sexto grado a 48.3. Es mayor en el sexo masculino (45.4 por ciento) que en el femenino (39.2).

Modificar este escenario requiere de la conciencia y voluntad para cambiar el estilo de vida: administrar mejor los ingresos, levantarse más temprano y apegarse a lo que cada integrante de la familia lleva en su lonchera de manera saludable: frutas, verduras, cereal y proteína animal.

Nuevo estilo de vida

Información del Programa Integral de Atención a la Obesidad Infantil del Estado de Yucatán (PIAOY) detalla que en breve se implementarán en el Estado dos nuevas estrategias para concientizar a la población: una es “Escuela bien nutrida”, en el que se hará un censo de cooperativas escolares y se capacitará a su personal para que ofrezcan una alimentación correcta; la otra es “Mi nuevo estilo de vida”, que está dirigida a los padres de familia para que adopten desde casa una nueva forma de alimentación.

Ambas serán anunciadas e implementadas en breve en poco más de 2,200 escuelas de preescolar, primaria y secundaria de todo el Estado.

En el caso de “Mi nuevo estilo de vida” se busca hacer conciencia en los papás sobre la importancia de adoptar hábitos saludables desde el hogar, haciendo conciencia de los alimentos saludables y también de la activación física, ya que al iniciar el ciclo escolar los estudiantes se quedan sólo con la actividad física escolar de una vez a la semana, cuando deben activarse más.

A los padres de familia se les entregarán folletos de “Mi nuevo estilo de vida” de acuerdo al nivel escolar, así como sugerencias de menú en desayuno, almuerzo y cena.

Desde el 2006 se implementó el Programa Integral de Atención a la Obesidad Infantil del Estado de Yucatán (PIAOY), en el que con educación, investigación y soporte clínico se entiende el fenómeno de la salud física.

Trabajan con Centros de Ejercicio Terapéutico (Cetos) para atender a los niños con sobrepeso y, si es sobrepeso mórbido, entonces se canaliza a la Unidad Cardiometabólica de la UADY.

(Verónica Martínez)