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Yucatán

'Ahora tendré un ingreso seguro”, dice don Pedro

“Ahora tendré un ingreso seguro”, contestó, casi sin pensarlo, don Pedro May Uicab, vecino de la colonia Mulsay, cuando el cronista lo abordó a las afueras de la delegación de la Secretaría del Bienestar, luego de que se registró para poder acceder al programa universal de la pensión de dos mil 500 pesos bimestrales que anunció el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Gracias a Dios está bien, es una ayuda para nosotros, claro, yo no soy ni pensionado ni nada. Soy chatarrero, lo que salga. Pero ahora tendré un ingreso seguro. Qué bueno que nos ayude”, manifestó ese señor mientras se resguardaba del calor y del sol.

Al igual que él, ayer cientos de personas que viven en Yucatán acudieron a la delegación de la Secretaría del Bienestar, donde se registraron para acceder a la pensión universal.

—¿Tardó haciendo el trámite?

—No nada, fue rápido, traje mi credencial.

—¿Cuándo le van a dar el primer pago?

—Ya estoy cobrando, es que no pasaron a tomarme la foto, por eso vine acá.

May Uicab, sonriente, insistía en que el aumento a la pensión en verdad era una ayuda para ellos.

Mientras el cronista lo entrevistaba un automóvil de esos un poco más que económicos, estacionó frente a ellos. Descendió una joven y una señora con su bastón. Ambas mujeres iban muy guapas, diríase que sin problemas económicos, pero cuando se le preguntó a la mujer mayor, ésta dijo: “Claro, vine por lo de mi pensión”.

No quiso ser entrevistada, pero platicó que para ella es un muy buen programa sobre todo porque abarca a todas las personas mayores de 68 años, que requieren de un ingreso y también las que no.

“Me sirve bastante”

A diferencia de esa señora, en la otra acera, estaba María Juliana Chuc Tun, vecina de Chichí Suárez. “Para mí está bien como lo están dando. Antes me daban mil 150, ahora recibiré 2,500”, indicó.

“Yo vivo sola con mi hijo. Me sirve bastante. Es para medicinas, alimentos, mi casita que es de tablones”, agregó la señora que preguntaba por dónde pasaba el camión de vuelta al Centro Histórico.

“Yo ya tenía rato que estoy inscrita, no soy jubilada ni nada, trabajé 30 años y jamás me jubiló el señor donde estaba trabajando”, se lamentó, por eso dijo que confiará en que ahora sí nadie podrá escamotearle sus recursos para vivir.

“Es magnífico”

Y después se acercó un señor. Dijo llamarse Luis Alberto Hernández Sangenís. “¡Magnífico!”, dijo cuándo el reportero le preguntó que le parecían los apoyos sociales. “Es una ayuda que la necesitamos”.

“Yo soy pensionado del Seguro Social, pero pues no alcanza y ahora con esta ayuda del gobierno es magnífico. Ahora no trabajo, aparte tengo discapacidad, me operaron de la columna vertebral.

—¿Ya sabe cuándo le van a pagar?

—Tengo entendido que nos hablan en un mes y medio, a más tardar.

—¿Ya sabe cómo cobrará?

—No me dijeron cómo, que nos hablaban por teléfono y ahí nos decían cuál es el siguiente paso.

Señaló que llegó casi al mediodía, pero “no tardé nada, magnífico, rapidísimo, pensé que iba a tardar dos horas, fue rápido y eficiente. Yo tengo la pensión del IMSS y aparte me van a dar esto”.

—¿Y cómo lo ve?

—Oiga, es que no alcanza, el incremento del Seguro Social no da para el aumento real de la vida.

“Es muy bueno”

Luis Almeida Parra miró al reportero y le dijo que sí quería hacer unos comentarios, porque “esto es muy bueno, hoy sí medio da para pagar las deudas en la tienda. Compraré mi comida, pagaré la luz y el gas. Es un desahogo para nosotros y como que se acomoda más uno en la vida”.

—¿No le daba lo de antes de la pensión?

—No. Hay que estirarlo, pero no me da, yo siempre trabajo, noventa pesos me dan y el gas, el agua, a veces que duele tal cosa y la medicina, allá se va. Esto es un buen aguante.

—¿En qué trabaja?

—Soy cocinero, le cocino a tres estudiantes. Y con esto sí, claro, tendré más recursos.

Contó que su esposa falleció y que ahora, en la viudez, “tengo una media amiga que va a la casa tres días a la semana. Y me ayudo con ella”.

Y tal y como informamos, siguen las largas filas, en particular de adultos mayores y personas con discapacidad, quienes son atendidos por los Servidores de la Nación que son los que llevan a cabo el censo.

(Rafael Gómez Chi)

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