Víctor Hugo Medina Suárez, Doctor en Historia por el Colegio de Michoacán, profesor investigador en la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán y coordinador de la Licenciatura en Historia de la misma facultad, ofreció ayer una conferencia magistral sobre “La Consolidación del Clero Secular en el Obispado de Yucatán en el Siglo XVIII”.
En entrevista sobre ese tema, el investigador señaló:
-Es una historia que construí cuando realizaba mi tesis doctoral, y trata de los procesos históricos que vivió la diócesis de Yucatán para lograr tener un territorio, una jurisdicción diocesana como la conocemos hasta el día de hoy, regida por el obispo. Este procedimiento no fue un proceso sencillo ni corto, recordemos que los primeros que llegaron aquí fueron los frailes franciscanos, entonces hubo un conflicto muy largo, de más de un siglo, donde los frailes y los curas estuvieron en constante conflicto por el control del territorio y la evangelización.
Vamos a explicar ese proceso: cuáles fueron las estrategias que la Iglesia diocesana, el obispo y su grupo utilizaron para poder consolidarse como la autoridad máxima en Yucatán.
-¿Nos puede mencionar algunas de estas estrategias?
-Sí, una de las estrategias fue en primer lugar la creación del sistema parroquial. Esto se dio a partir de la expropiación de las doctrinas –iglesias– franciscanas, que posteriormente se convirtieron en parroquias, y que muchas de ellas fueron subdivididas en 2 y hasta en 3 territorios para formar 2 ó 3 parroquias, y de esta manera poderle ofrecer al clero floreciente, que en este caso era el clero criollo yucateco, espacios para poder convertirse en curas beneficiados.
El “cura reductor”
Esa es una, la otra es que generaron la figura del “cura reductor”, que es un cura que venía a suplir al fraile. La idea del cura reductor era que se convirtiera en un cura misionero, porque el clero secular no estaba preparado para ser misionero. Lo que él hacía era sobre todo una labor urbana, entonces con el cura reductor la diócesis de Yucatán creó a su suplente del fraile misionero, y sobre todo lo hizo para la región del Petén Itzá. La historia es muy larga, no le funcionó al clero secular, pero el intento habla de toda una idea de quitar al fraile y posicionar a los curas. Otra cuestión es en materia de diezmos. Se llevó a cabo toda una reforma en los diezmos de Yucatán, porque era una Iglesia muy pobre, y entonces las reformas que se aplicaron por varios obispos dieron como resultado una mejora económica que, desde luego, permitió el desarrollo de la diócesis. [La mayor parte del diezmo, vale la pena precisarlo, provenía de lo que aportaban los indígenas mayas, ya sea en metálico o en especie].
Otro elemento es la acción reformista de los obispos, entre ellos sobre todo la de Juan Gómez de Parada con sus constituciones sinodales, y fray Luis de Piña y Mazo con sus reformas al clero y a las jurisdicciones parroquiales. Esas son algunas de las acciones que se tomaron para la consolidación del clero diocesano en Yucatán.
La entrevista tuvo lugar en el marco de la celebración de “Los 500 años del Obispado Carolense”, que tuvo lugar durante dos días en el Salón Capitular de la S.I. Catedral y fue presidida por el Arzobispo Gustavo Rodríguez Vega, quien estuvo acompañado por el Arzobispo Emérito, Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, y por el Obispo Auxiliar, Pedro Mena Díaz.
(Roberto López Méndez)