Síguenos

Yucatán

Un prodigio achacoso

Eliseo Martín Burgos

El gran investigador Charles Darwin era hipocondríaco; vivió angustiado por su salud; siempre sentía síntomas de palpitaciones, molestias gástricas, dolores de cabeza; se sentía opaco, torpe y viejo. Desde su juventud, antes de su viaje alrededor del mundo, se quejaba de un dolor en las manos que nadie identificó y le preocupaba el tamaño de su nariz. Un día llegó a decir:

-Gracias a esto (su hipocondría), me salvé de las distracciones sociales y la diversión.

Y pudo trabajar tanto en su famosa teoría de la evolución de las especies.

Antología del Chascarrillo

Segunda Epoca

Siguiente noticia

'¡Olvídate!” se le dice a alguien que no entiende lo que el otro le platica