Síguenos

Yucatán

¡Mérida no es una marca comercial sino una realidad social e histórica!

Jorge A. Franco Cáceres

Hace más de 30 años que los Ayuntamientos, bajo colores del PAN y ocasionalmente del PRI, insisten en que son artífices de que la eficiente gestión municipal, la acertada estrategia publicitaria y la excelsa gobernanza democrática, hayan convertido a Mérida en una marca comercial con excelente posicionamiento en el mundo globalizado. Definitivamente, no estamos de acuerdo.

Crédulas de que nuestra ciudad es una marca comercial antes que una realidad social e histórica, las dependencias municipales de Turismo y Cultura han preferido instrumentar los valores culturales, los perfiles sociales y los estilos citadinos de un modo que, debemos señalarlo, es lamentable en términos científicos y humanísticos. Y lo es porque han procedido a reducirlos a esquemáticas peculiaridades formales con fracasados atractivos para las contiendas sectoriales en aras de la competitividad internacional.

Mérida no es la denominación de una simple marca comercial dentro del mundo globalizado, sino el nombre de una ciudad de relevancia social e histórica para Yucatán. La realidad social e histórica que el Ayuntamiento se ha afanado en reducir a la simpleza de una marca-ciudad, no tiene nada que ver con los estereotipos fantásticos que se comunican al mundo globalizado como los perfiles distintivos y la esencia compartida en nuestra ciudad. Así ha sido como, lamentablemente, se han manipulado la historia y la cultura de la cohesión y la convivencia ciudadanas, que sí son los artífices humanísticos de la proyección y el atractivo internacionales que tiene la capital yucateca.

Muy lejos de ellos, es decir ajenos a la historia y la cultura emeritenses, la marca comercial, la proyección internacional, la atracción turística, etc., se han perseguido tecnocráticamente desde las dependencias municipales de Turismo y Cultura, con la idea peregrina de una gestión del cambio global hacia una visión sublime de la capital yucateca. En consecuencia, se han ponderado la seguridad, la confianza y la reputación como partes centrales de los estereotipos fantásticos, buscándose atractivo y diferenciación para pugnar por sinergias que sean ventajas competitivas, alianzas internacionales y calificaciones globales.

Los que seguimos desde hace años lo que hace el Ayuntamiento con Mérida, pensamos que han sido pésimas las estrategias turísticas y culturales para gestionar a Mérida como marca, y que esto debe hacerse de modo social e histórico, porque nunca se podrá ponderar y potenciar la calidad humana de la capital yucateca de otro modo más científico y humanístico ante el mundo globalizado. Si esta nueva estrategia de proyección no hace que la tendencia del mercado se decante por potenciar la marca-ciudad de Mérida, acercándose a encabezar los ranking en cuanto a utilización de la misma, sólo significará que a los mercados globalizados no les interesan las ciudades en términos históricos y sociales, sino únicamente las entelequias comerciales.

La pregunta final para el Ayuntamiento de Mérida es: ¿le interesa nuestra ciudad, en términos históricos y sociales, a las direcciones de Turismo y Cultura, o solamente como entelequias comerciales?

¡Muchas gracias!

Siguiente noticia

Todo mundo celebró el Día de San Valentín