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Yucatán

Don Romeo Frías Bobadilla,

Cristóbal León Campos

Cronista de la Educación de Yucatán

Admirado por quienes de una u otra forma nos hemos vinculado al periodismo y la actividad cultural en Yucatán, don Romeo Frías Bobadilla es ejemplo de empeño y dedicación, maestro de muchos quienes contribuyen al resguardo de la memoria de sus comunidades. Sus libros sobre el Puerto de Progreso, sus crónicas de la vida cotidiana, las anécdotas narradas (sobre todos los temas posibles) con exactitud y la disciplina que imprimió en cada una de las páginas que publicó, forman, desde tiempo atrás, un legado que se incrementará conforme su valoración se tome en cuenta por los analistas de la cultura y la historia.

Don Romeo escribió de todo, pero entre lo mucho que nos dejó como parte de su producción, es importante destacar aquellos textos que dedicó a la educación, en los cuales plasmó a conciencia datos vividos e información rescatada de los archivos del olvido. Don Romeo fue, sin duda, uno de los incipientes historiadores de la educación en Yucatán desde las primeras décadas del siglo XX, sin siquiera habérselo propuesto de manera particular, pues para él la memoria de su amado Progreso era una sola que debía atenderse en todos sus aspectos.

En su archivo personal se conservan invaluables datos referentes a la vida y obra de maestras y maestros que dedicaron su vida a la loable labor de enseñar, fotografías de los centros educativos que permiten observar rasgos de los edificios originales que hoy ocupan las escuelas primarias y la utilización de sus espacios, recortes periodísticos con notas dedicadas a los principales acontecimientos escolares, entrevistas que realizó como cronista a diferentes miembros de la comunidad educativa, además, de sus propias anotaciones autobiográficas como ex alumno de las dos escuelas más antiguas de Progreso: las escuelas primarias Filemón Villafaña y Candelaria Ruz Patrón.

En 1977, junto a su hermano Rubén, publicó un folleto intitulado Escuela Candelaria Ruz Patrón, bajo el sello editorial El Faro, que fundó y dirigió con su familia. En el folleto pueden destacarse los datos referentes a la reunificación de las escuelas de educación elemental que a finales del siglo XIX funcionaban en el puerto, hecho que hizo que de manera original la escuela llevara el nombre de “Marina Marín”, en honor a la primera profesora del Estado de Yucatán. Justamente en esa época, tal y como lo narran don Romeo y su hermano Rubén, la profesora Candelaria Ruz Patrón fungía como secretaria de la escuela bajo la dirección de la destacada profesora de origen cubano Angela González de Menéndez. Estos datos, entre muchos otros, junto a una breve cronología que explica los cambios de nombres, nomenclatura y programas por los que pasó el centro educativo, dan forma al folleto en cuestión. Un material que para su tiempo fue también innovador, pues para los años de su edición no era común que los historiadores y cronistas dedicaran sus esfuerzos a la memoria educativa, aspecto que hoy se ha ido atendiendo con el surgimiento de instituciones e investigadores interesados por la educación y su evolución en Yucatán. Al folleto habría que anexarle lo que escribió sobre la educación en la revista El Faro, de la que fue editor.

La disciplina de don Romeo al momento de redactar sus colaboraciones diarias en los diferentes medios en que escribió como lo fue el POR ESTO!, es un aspecto de su vida y personalidad admirable, no había forma de romper con esa constancia al trabajar, pues quienes lo visitábamos por una u otra referencia, debíamos esperar a que abriera las puertas de su casa a las once en punto de la mañana, hora en la que entregaba sus artículos que desde muy temprano había comenzado a escribir, sin duda, don Romeo fue un hombre comprometido con su oficio y con su siempre referenciado Puerto de Progreso.

A don Romeo solía vérsele por las tardes disfrutando de una taza de café en el Cordobés, en donde continuaba su labor de divulgar el saber con su amena y siempre informada charla, vestido de humildad y alegría. Don Romeo merece vivir en el recuerdo de la gente del Puerto Progreso y de todo Yucatán, merece todos los homenajes posibles por parte de todas las instituciones educativas y culturales, sin duda se ganó el reconocimiento por su obra que debe ser objeto de estudio y divulgación en las academias como en los cafés. Su pluma tiene aún mucho que transmitirnos con el júbilo del conocimiento que la caracterizó. Don Romeo fue un invaluable cronista de la educación de Yucatán; un divulgador de amor y pasión por las letras, la comunidad y la historia.

Inscríbase como homenaje y reconocimiento su nombre en la memoria de su tierra a la que tanto evocó.

*Integrante del Colectivo Disyuntivas

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