Pilar Faller Menéndez
Hechos insólitos y reprobables nos dejan mucho que pensar del momento en el que estamos viviendo y de la insensibilidad que estamos sufriendo. Los difuntos son lo más sagrado para una familia, quienes muchas veces todavía no superan la pérdida, y profanar el sitio donde descansa por una “renta” no pagada, la cual obedece a la falta de medios económicos, saca a flote lo mal que estamos como autoridad y la falta de calidad humana de ésta.
Ese fue el caso de una familia de escasos recursos en la comisaría Citilcum, de Izamal, en donde el comisario ejidal dio la orden de desalojar la tumba y sacar el cadáver de un hombre apodado “Bech”, cuyo cuerpo todavía no se había desintegrado, y fue puesto a la vista de todos cubierto con una manta en el osario del cementerio.
¿Hasta esto sufren los que no tienen? Ciertamente el deceso de alguien implica un desembolso económico, pero quienes luchan para subsistir en vida, no tienen para hacer frente a los gastos que implica pagar una muerte, porque son recursos que no contemplan y que deberían de ser proporcionados por las autoridades como un paliativo para los que tienen menos.
Pagar una renta de mil pesos es excesivo si tomamos en cuenta el lugar que ocupa un cuerpo en el cementerio, lucrar con la muerte es uno de los actos más bajos a los que se puede llegar, conociendo las carencias económicas de un pueblo al que se le exige una renta desproporcionada por mantener un cuerpo enterrado.
Y es que por ley, según el artículo 329 de la Ley General de Salud, obliga a enterrar los cadáveres en cementerios autorizados, aunque no prevé ninguna sanción a la persona que infrinja esa disposición, pero nuestras tradiciones religiosas son tan arraigadas que pensamos que los cuerpos deben tener como última morada el Camposanto, como es llamado comúnmente un cementerio.
Todavía se analiza este tema para poder determinar las sanciones que se podrían aplicar contra aquellas personas que sepulten cuerpos en sitios que no estén autorizados, ya que se presume ilegal porque se viola la normativa.
Con los problemas económicos que se sufren, el día de mañana mucha gente querrá enterrar a sus familiares en alguna parcela o en el mismo patio de sus casas por carecer de los medios necesarios para darle una sepultura convencional, lo cual, efectivamente podría constituir un problema de salud.
La única manera de hacerlo es en aquellos casos en los cuales se ha realizado un trámite de medicina legal, con apego a las medidas sanitarias. ¿Será esa la opción a tomar en Citilcum ante las acciones del Comisario Ejidal Gilmer Chan? Valdría la pena que el Presidente Municipal de Izamal, Fermín Humberto Sosa Lugo, tomara cartas en este asunto tan inhumano, que causó tanto dolor a la familia del fallecido.