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Yucatán

El Perfil Psicológico de un Feminicida

Ana María Ancona Teigell “Yo no quería hacerles daño. Solo quería matarlas.”

David Berkowitz

Es muy importante que como mujeres estemos informadas y nos demos cuenta de que muchas veces tenemos al enemigo en casa y dormimos con él. Que cuando alguien de nuestro entorno familiar o de amigos nos digan que hay que tener cuidado con ciertas personas, las escuchemos y tomemos las medidas necesarias para salvaguardar nuestra integridad física.

Cada vez los feminicidios son más no solo en nuestro Estado sino en nuestro país y el mundo, por lo que hay que tener mucho cuidado a quién metemos en casa y con quién salimos y nos relacionamos. Los demonios andan sueltos y la violencia de todo tipo contra la mujer está al acecho todos los días, si no nos cuidamos y protegemos nosotras nadie lo hará, si así fuera, tendríamos a alguien siguiéndonos las 24 horas del día para vigilar que nada nos pase.

Tenemos que hablar muy claro con nuestras hijas y nietas para que cuando salgan a la calle estén conscientes de que el peligro está latente en cualquier lugar. Pero si son precavidas y toman las medidas de seguridad adecuadas, las salidas con las amigas en las noches a los bares (mucho cuidado con los borrachos y adictos a las drogas), antros y restaurantes, puede ser sana y divertida.

Los ataques feminicidas son tan alarmantes que los psicólogos, psiquiatras, terapeutas y expertos en el tema, no han dejado de investigar el porqué de estas actitudes criminales en contra de mujeres con tanta furia, crueldad y maldad.

Manuel Arámburu, psicólogo y terapeuta, dice que en el perfil psicológico de un feminicida hay un origen infantil. El hombre violento fue un niño agresivo, posiblemente también maltratado o niña o persona maltratada, vejada de su condición de ser humano que no ha respetado sus necesidades más básicas de independencia; por ejemplo, sin poder escoger qué ropa ponerse o elegir qué quiere comer.

Otros expertos dicen que el feminicida es un hombre encantador y le cae bien a todo el mundo, socialmente no hay quejas de él y son cariñosos con sus parejas. Otra característica es que el feminicida aleja a su víctima de su familia, no hay visitas a los padres, hermanos, amigas y ellos tampoco pueden ir a su casa, con el objetivo de aislarlas.

Según los especialistas, existen diferentes etapas en un círculo de violencia. La primera es la fase de aparente calma donde se hace una evasión del conflicto, la segunda etapa es la fase tensión o acumulación de tensión, aquí hay peleas y conflictos; después sigue la etapa de agresión, en la que ocurren acciones de violencia psicológica y física.

Luego, el agresor pide perdón y se arrepiente de sus acciones, en esta etapa hay una promesa de cambio y después viene la última fase, la reconciliación “Luna de Miel”, en este punto el agresor es cariñoso, amoroso, atento con la víctima, sin embargo, esto dura muy poco tiempo porque el círculo se repite.

La violencia empieza como un ciclo, primero es la agresión verbal, psicológica y luego la física. El hombre siempre pide perdón, regresa, se reconcilia, pero en una de esas reconciliaciones la mujer puede acabar muerta.

Otro factor común en los casos de feminicidio es que las mujeres son profesionales, son las que contribuyen económicamente en el hogar, pero es el hombre el que administra el dinero, acción que constituye violencia económica. Es difícil para una mujer denunciar, pero lo es más para las profesionales.

No toda conducta violenta hacia la mujer es delito y por lo tanto hay “antesalas” de violencia, signos que deben leerse a tiempo para que no derive en hechos delictivos. Los celos enfermizos también son una señal para tomar en cuenta.

Generalmente los feminicidas no muestran sentimientos de culpa ni remordimiento, son fríos, calculadores, inseguros, manipuladores, planificadores, antisociales, no tienen trastornos de personalidad y tienen la capacidad de distinguir entre el bien y el mal.

Tienen rasgos de impulsividad, poca habilidad para resolver los problemas de forma madura, son impositivos. Una característica cognitiva es la socialización de la creencia de una cultura machista, se perciben superiores a la mujer, castigan cualquier cuestionamiento con violencia y suma crueldad, tienen falta de madurez ética, que está relacionada con la autoestima, con el respeto a la vida propia y ajena; distorsionan el amor y creen que la pareja es de su propiedad y lo que les hacen es porque las quieren y son suyas; no tienen madurez en el sistema afectivo, no aceptan el rechazo ni el distanciamiento.

El incremento de estos casos es una muestra de que nuestra sociedad está enferma y se está enfermando cada vez más, somos una sociedad con patrones de conducta machista, que son fortalecidas durante la infancia. Una sociedad con figuras de padres ausentes o con episodios de violencia entre ellos; es hora de que se configure un cambio y este tiene que comenzar desde la familia, pues se trata de un grave problema social.

¡Mujer!, tienes que estar atenta a los detalles, hay signos pequeños que pueden mostrar que se trata de un hombre irritable, iracundo ante determinadas situaciones, sobre todo si repite la ofensa, si repite el agravio una y otra vez. Sería un potencial feminicida que se puede ir al otro extremo. ¡Aléjate de él! O puedes ser su próxima víctima y acabar en un cementerio.

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