Pilar Faller Menéndez
Un género musical que no ha perdido su vigencia, pero sí su intención
Desde hace muchas décadas, en México se escucha y compone una expresión musical popular, originaria de nuestro país: los corridos. No se trata de un ritmo, sino de una narración de hechos que pueden tener ritmos como la guaracha o la salsa.
Las primeras ediciones del Diccionario Real de la Academia Española lo definían como: “romance o jácara que se canta acompañándolo con la vihuela”. La definición de jácara es: “Romance que trata de la vida de los malhechores y rufianes, escrito en germanía, la cual es una jerga que estas personas utilizan”. La vihuela es “un antiguo instrumento musical parecido a la guitarra que se toca pulsando las cuerdas con una púa o con los dedos, o frotándolas con un arco. Es un instrumento de origen español que se utilizaba en la Edad Media y durante la época del Renacimiento.
Varios de estos corridos, definidos así durante la Epoca Colonial, eran denunciados ante la Inquisición porque se consideraban como un escándalo. Otro de sus orígenes afirma que proviene del romance español, como un género de la poesía que apoyaba la tradición oral sobre varios temas, que se hizo muy popular en el siglo XV. Aunque también se dice que era la forma de la poesía náhuatl conocida como la “itocala”, pero la versión más acertada es la tesis mestiza que afirma que después de la Independencia, la población empezó a crear corridos.
Se cree que el primer corrido-romance en idioma español fue escrito en México, por los soldados españoles en Tacuba, después del episodio de “La Noche Triste” cuando fueron expulsados de Tenochtitlan por los mexicas: En Tacuba está Cortés / con su escuadrón esforzado, / triste estaba y muy penoso / triste y con gran cuidado, / una mano en la mejilla / y la otra en el costado.
Existe un libro de Antonio Avitia titulado “Corrido histórico mexicano”, en el cual se cita la línea de construcción que tiene el corrido que son: las estrofas iniciales, las invocaciones, el mensaje, el estribillo, la moraleja y, finalmente, la despedida del autor. Hay corridos que comunican la hora, el lugar y la fecha del suceso, y en algunas ocasiones, los autores de este género musical, piden la venia para contar la historia del personaje.
Se trata de un referente histórico que el pueblo canta y muestra su visión de los acontecimientos, los cuales pueden ser o no reales, como el caso de “Pedro Navajas” del panameño Rubén Blades, o “El gran varón” del puertorriqueño Willy Colín, así como el de “Don Baldomero” del mexicano Eulalio González “Piporro” y, probablemente, el más cantado y conocido: “El corrido de la Adelita”, que era un retrato de aquellas mujeres que siguieron a sus hombres y lucharon con ellos durante la Revolución Mexicana. Muchos corridos son acerca de caballos, como el que cantaba José Alfredo Jiménez: “El Corrido del caballo blanco”.
Algunos de los autores hablan de sus propias vivencias, y los cinematógrafos los utilizan en algunas de sus películas, lo cual es un aliciente para componerlos. Algunos corridos no se cantan. Los corridos más populares en la actualidad son los “Narcocorridos” que tuvieron como antecedente aquellos sobre bandoleros. El primer corrido que se convirtió en un éxito en el cine nacional en 1915 fue el de “La banda del automóvil gris”, que narra la historia de unos asaltantes que siempre andaban en un coche gris protegidos por el general Pablo González, quien en ese tiempo fuera el gobernador del Distrito Federal, y una de sus estrofas decía: “Señores tengan presente / lo que les voy a cantar, / sobre esa banda de gente, / que asalta la capital”.
La famosa banda mexicana de Los Tigres del Norte grabó “Contrabando y traición” y “El carro rojo”, canciones que reavivaron el corrido, que más bien ya era narcocorrido, en los cuales la primera habla sobre el tráfico de marihuana, y la segunda de cocaína. Muchos identifican el corrido “Contrabando y traición” como “Camelia la texana”, por ser ésta uno de los personajes del mismo.
Los corridos por lo general son cantados en el norte, sobre todo en las fiestas; en su inicio, tenían un carácter combativo y más comprometido. Actualmente esa función ha pasado a segundo plano, a pesar de que sigue narrando acontecimientos, pero también debido a su popularidad, ha llegado a ser un género musical que se escucha como muchos otros géneros: por recreación.