Roldán Peniche Barrea
Para los yucatecos la voz “insultón” es para aquella persona que acostumbre “dirigir a alguien expresiones o gestos obscenos” (DRAE). Sin embargo, tal palabra no existe en castellano y no es sino una estupidez. Tampoco existe “insultador” e “insultado/a” por aquella persona que ha sido ofendida con palabras groseras u obscenas.
Simplemente no contamos en nuestro vocabulario con tal voz aunque existen sinónimos como “ofensor”, “grosero/a” o simplemente “malhablado”.
Vamos por un ejemplo:
-¿Qué te voy a servir esta mañana, Pito? -le pregunta don Sera, el dueño y dependiente de la tienda al chofer del Dr. Peniche, que, como sabemos, gusta de desayunar a diario en ese negocio un sándwich de jamón y queso con harta cebolla.
-Nada, nada, viejo -contesta con mala cara el chofer.
-¿Cómo que nada? ¿No tienes apetito?
-No, viejo. Cuando estoy enojao pierdo el apetito.
-¿Pues que te pasó, condenao?
-Me encontré a las puertas del Chema’s al “Veracruz” que andaba crudo y me escupió una rociada de mentadas de madre sin razón alguna…
-¿Y tú que hiciste?
-Nada: estaba ebrio y echado en el suelo…
-No le hagas caso: es un maleducado.
-¡Un insultón!