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Yucatán

Padre Heriberto celebró su 69 aniversario en la Casa del Señor

A los 93 años de edad y en el día en que cumplía el 69 aniversario de su ordenación sacerdotal, el Pbro. Heriberto Vargas Góngora fue llamado a celebrarlo en la Casa del Señor.

Fue en las primeras horas de ayer, Miércoles Santo, y después de una larga dolencia, cuando este soldado del Evangelio de Jesús nos dijo adiós y, al saberse su deceso, empezaron a circular por las redes familiares los recuerdos de su entrega a las causas más nobles, las historias de vida contadas por los que alguna vez, de jóvenes, disfrutaron de su benevolencia y su guía siempre útil, siempre amorosa. Y conforme volvían los recuerdos emergían las lágrimas por el amigo, el consejero, el hombre de Dios que siempre supo tener el corazón en la mano para brindarlo a todo mundo.

Con ayuda de su hermano Ángel, también sacerdote, les traemos los momentos más importantes de su trayectoria:

–Heriberto nació en Mérida el 13 de mayo de 1926. Estudió en el Colegio Montejo toda su primaria, después entró al Seminario, estudió la primera parte de Humanidades y, como no había aquí en Yucatán todos los estudios, lo mandaron a Guadalajara a estudiar Filosofía, y después lo mandaron a Montezuma, Nuevo México, Estados Unidos para estudiar Teología. Y regresó para ser ordenado en Catedral por don Fernando Ruiz Solórzano un día 8 de abril de 1951.

En Motul

Era el segundo de los hermanos, porque el primero fue el licenciado Antonio que fue uno de los fundadores del PAN aquí en Yucatán, y fue muy amigo del “Balo” Cervera, se llevaban bien. Murió el 22 de agosto del 99. Y después de él seguía mi hermano Heriberto. Beto, como le decíamos, estuvo de vicario en Motul con mi tío Juan Pablo Góngora Alvarado, que fue el fundador de las Madres de la Luz.

Allá estuvo un tiempo y cambiaron de párroco con el padre Fernando Villanueva y se quedó siempre de vicario: Estuvo como 6 años allá. Después ya lo hicieron párroco de Homún, pero él veía también Hocabá, Cuzamá, todo ese rumbo. De ahí lo pasaron después a Motul, donde regresó ya como párroco.

De Motul lo pasaron a Ticul como párroco. Allí estuvo también bastantes años, como unos 15, y de ahí lo pasaron al Sagrario Metropolitano, al lado de Catedral, como párroco, donde tardó como 23 años. Y alrededor del Sagrario están las rectorías: hay la rectoría del Jesús, la de Santa Lucía, de San Juan, de Monjas, Candelaria, que pertenecen siempre al Sagrario, que es la parroquia.

Y de allá lo pasaron como vicario de San Cristóbal, pero atendía la rectoría de San Martín de Porres y estando allá se enfermó, se agravó, y comenzó el problema con un pie que se había lastimado, salió de él, estuvo en la clínica como 4 días, pero al poco tiempo regresó porque tuvo problemas con el marcapasos y sus riñones. Y claro está que tardó bastante, como 18 días. En que hoy (por ayer) en la madrugada, a la una y media, falleció.

Le sobrevivimos sus hermanos: el padre Manuel y un servidor, el padre Ángel, y mi hermana Socorro, y mis otros hermanos ya muertos Imelda, José y Leticia, con hijos y nietos que les sobreviven también.

Sólo 2 grupos de 3

De los que viven además de Socorro, nosotros, Manuel y Ángel, junto con él éramos tres sacerdotes, pero ya se acabó el trío. En la república solo en Zamora hay otro grupo de tres hermanos sacerdotes.

Y continúa el padre Ángel:

–De chamaco fui acólito allá en Motul, porque yo desde chamaco vivía con mi tío que era el párroco: Juan Pablo Góngora. Yo viajaba mucho a Motul y era acólito de los dos: el padre Juan Pablo y también del padre Beto, y también lo fui con el difunto padre Montañez y el padre Bacelis, que ya falleció.

Sencillo, alegre y relajista

Beto fue un hombre muy sencillo, muy alegre, muy relajista. A todo le buscaba algo para reírse. Todavía estando en la clínica durante esta última vez le decía al doctor: ¿No me puedes dar mi cerveza? Pero ya los últimos días estaba callado, balbuceaba, quería decir algo pero no se le entendía ya nada.

Yo le di los últimos sacramentos, la unción de los enfermos, y mi hermano Manuel le llevaba la comunión. Desde luego, para mí él fue un ejemplo de trabajo y de alegría, un hombre entregado a Dios, que desde las 4.30 de la mañana tocaba la campana en las parroquias, y comenzaba el rosario por los altavoces de la Iglesia, con lo que despertaba a todo el pueblo.

Hijo consentido de la Virgen

Así lo querían, y también lo quería la Virgen María, por eso él se decía “Hijo consentido de la Virgen”, ya que tuvo muchas satisfacciones espirituales.

Creo que por eso, como te decía, era muy alegre, muy alegre, y además era un aficionado tremendo del béisbol, que a veces viajaba mucho desde su parroquia, desde donde estuviera, para llegar al juego, y luego se regresaba a su parroquia.

También era un buen nadador, le gustaba avanzar en el mar. Se iba lejos, y a veces le teníamos que gritar: ¿No tienes miedo a los tiburones? Vente, vente.

–¿Cuántos años de servicios a Dios tienen ustedes, padre?

–Beto cumplía 69, Manuel tiene 62 años de servicios (actualmente es rector de Santa Lucía), y un servidor, Ángel, tengo 53 años.

–¿Lo van a enterrar en el Mausoleo de los sacerdotes?

–No, por el problema que estamos viviendo de la contingencia del Covid, consideramos que es mejor que no haya dilación, por la gente que iría a verlo, por eso decidimos mejor cremarlo y mañana, Dios mediante, con el Señor Arzobispo se va a celebrar una misa a las 10 de la mañana en San Cristóbal, pero será a puerta cerrada. Las cenizas se llevarán a la Iglesia de San Martín de Porres, de la Rectoría de San Cristóbal, aquí en Mérida.

–¿Se siente triste, padre Ángel?

–No, porque tuvo suerte. Le tocó celebrar su aniversario allá arriba, en el cielo. Le fue bien.

Nuestras condolencias

La Dirección General de los diarios POR ESTO! y el Colectivo de Trabajadores externamos nuestras condolencias a los familiares del padre Beto y especialmente a sus dos hermanos sacerdotes, Ángel y Manuel Vargas Góngora. Que esté con Dios.

(Roberto López Méndez)

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