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Entre alegría, música y recuerdos, “la ramada” vuelve a iluminar el corazón del Mayab en Yucatán

Con las ramadas, comunidades del Oriente de Yucatán anuncian la cercanía de la Navidad.

Acompañan las entonaciones con panderos y sonajas
Acompañan las entonaciones con panderos y sonajas / Gaspar Ruíz

En medio del ambiente decembrino, la tradicional ramada volvió a resonar con fuerza en Tekal de Venegas y Peto, donde adultos mayores, grupos parroquiales y familias completas se han dado a la tarea de preservar esta arraigada expresión cultural que anuncia la cercanía de la Navidad.

En Tekal de Venegas, un singular espectáculo se vivió cuando el club de la tercera edad Otoño Vivo salió a recorrer las calles de la cabecera municipal entonando la ramada, esfuerzo que destacó por el empeño de sus integrantes en rescatar una práctica que, en los últimos años, había perdido presencia ante la ausencia de grupos infantiles que solían recorrer casa por casa en busca del tradicional aguinaldo.

Este año, además del grupo de adultos mayores, niños del catecismo parroquial se sumaron al recorrido que inició en el Palacio Municipal y avanzó por la calle 20, vía principal de la población. Con panderos, sonajas, lamparitas y una rama de limonaria adornada con globos y foquitos, el entusiasmo contagió a vecinos, comerciantes y pequeños que se incorporaron al contingente al reconocer entre los participantes a sus propios abuelos.

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Uno de los elementos más llamativos fue la casita elaborada para la ocasión, una réplica de la iglesia de San Pedro Apóstol, con espadaña, torre lateral y las imágenes de la Virgen María y San José rodeadas de flores y luces. Esta pieza fue decorada durante las reuniones previas del club, que desde hace una semana se preparó para revivir con fidelidad la tradición.

Leticia Paredez, coordinadora del grupo, señaló que esta actividad representa una oportunidad para que los abuelitos vivan algo que muchos no pudieron disfrutar en su infancia. “Estamos muy contentos; queremos ser ejemplo para las nuevas generaciones y demostrar que la ramada no debe perderse”, expresó.

El club, impulsado por el DIF municipal desde marzo pasado, lució playeras obsequiadas por la alcaldesa Estela Dzul Chuc, y utiliza como sede la Casa Ejidal ubicada frente a la plaza principal.

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En Peto, la tradición también ha tomado fuerza, recordando a muchos habitantes los días en que, siendo niños, recorrían las calles junto a sus amigos para entonar los versos populares y, al final del trayecto, repartir lo recaudado. Manuel Canul, vecino de la localidad, evocó esos momentos y destacó que la ramada se elabora con limonaria decorada con globos y cola de gato, acompañada de panderetas, veladoras e imágenes religiosas que rememoran el peregrinar de María y José.

En ambas comunidades, la presencia de la ramada no sólo trae nostalgia sino también un llamado a las nuevas generaciones para continuar un legado que ha marcado a padres, abuelos y tíos. Aunque la creencia popular indica que esta tradición concluye el 23 de diciembre, muchos grupos la realizan desde días previos a los festejos guadalupanos.

Entre alegría, música y recuerdos, la ramada vuelve a iluminar el corazón del Mayab.