
El primer semestre de 2025 dejó un panorama sombrío para la industria de la construcción en Campeche, donde empresarios locales señalan que la falta de obra pública y privada mantiene al sector en una situación de mera sobrevivencia. Rafael Pou Vera, constructor con amplia trayectoria en la isla, afirmó que la situación “no ha sido buena y lo que viene pinta peor”.
Explicó que, tanto en Ciudad del Carmen como en la capital del estado y entidades vecinas como Tabasco, los constructores enfrentan serias limitaciones para acceder a obra pública, mientras empresas foráneas concentran los contratos. Además, subrayó que los requisitos federales y estatales, como las opiniones fiscales positivas del SAT y el IMSS, se convierten en un obstáculo insalvable para quienes ya padecen rezagos financieros.

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“Si nosotros tenemos algún atraso lo cubrimos de inmediato, tanto con el IMSS como con el SAT, pero impacta en nuestros documentos, y sin ese 32-D con sentido positivo, quedamos fuera de cualquier oportunidad de adjudicarnos un contrato”, lamentó.
Pou Vera comentó que la situación no solo es crítica en la obra gubernamental, porque el sector privado también está paralizado, es decir, no hay dinero para invertir en vivienda; lo poco que se ve es gente vendiendo casas, terrenos o vehículos para sostenerse, debido a la falta de inversión y economía.
Lo que está pasando es derivado de la crisis generada por la industria petrolera, según el constructor, quien advirtió que los pasivos acumulados de PEMEX con proveedores locales correspondientes a 2023 y 2024 podrían prolongarse hasta 2027. Además, expresó su temor por la reforma a la Ley de Pemex, que permite a la empresa declararse en suspensión de pagos, porque “si eso ocurre, estamos muertos, porque en Campeche y Carmen la economía es petrolera, y sin eso no hay hoteles, restaurantes ni servicios”.
Con contratos inexistentes y deudas, los constructores locales buscan alternativas mínimas para sostenerse, como poner en venta propiedades o diversificar su negocio; de lo contrario, tendrían que declararse en quiebra.
“Somos magos, sobrevivimos acosados por deudas y proveedores, pero no hay obra que nos sostenga. Hoy nadie quiere arriesgarse a invertir en contratos con Pemex, porque no hay certeza de recuperación”, concluyó.