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Cultura

La última lluvia de arañas

Joaquín Bestard Vázquez

Fue igual que la anterior en Beyhualé y con tres años de diferencia. Fue impresionante y hubo un movimiento inglés, porque los ingleses que estaban en guerra con los nazis las usaron para esparcirlas por todo motor, dicen que el ruido de estos como era rítmico adormecía a las arañas o las hacía producir más tela de araña, así que se les descomponía un motor y abrían el cofre y salían arañas, no disparaba un cañón y acechaban y salían arañas y en sus casas se sentaban encima no del sofá sino de nidos de arañas, iban y abrían la regadera y les rociaban hilos de telaraña y no tenían tiempo de inventar nada porque les ganaban las arañas y hubo una comisión que vino a entrevistar a don Maximito para que les soltara el secreto de sus arañas y éste lo supo y no se le encontró en el pueblo ni los alrededores. Lo que sí cayó una fuerte tromba en Beyhualé, de arañas, y los beyhualenses tuvieron que aprender a convivir con las arañas de don Maximito que eran de cabeza blanca, mientras que las que metían en líos a los nazis estaban de luto y tenían la cabeza negra, porque de todo lo que abrían para revisar salía una telaraña y a Maximito los ingleses lo llevaron a dar una vuelta a Londres y le entregaron las llaves de la ciudad.

Yo, Maximito Koyoc y

su atento servidor

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