Luis Carlos Coto Mederos
Adolfo Martí Fuentes
I
Fue profesor en la Universidad de La Habana y Director Nacional de Literatura del antiguo Consejo Nacional de Cultura. Fue el primer ganador del concurso Cucalambé. Mereció el Premio de décima en el concurso 26 de Julio con su libro Alrededor del punto, que representó un importante hito en la trayectoria de la décima escrita.
Nació en El Ferrol, La Coruña, Galicia, España, en 1922. Llegó a Cuba en 1923.
En 1955 obtuvo Primera Mención de Poesía en un concurso de la Asociación de Escritores y Periodistas de Artemisa dedicado a Antonio Maceo. Desde ese mismo año y hasta 1957 en que se exilió en México fue director de Jornadas, órgano del Movimiento Cubano por la Paz. Durante esta etapa colaboró, además, en La Discusión, Tiempo en Cuba y Nuestro Tiempo.
Regresó a Cuba al triunfo de la Revolución y trabajó en el Ministerio de Hacienda y como corrector de pruebas y redactor del periódico Hoy (1959-1960).
Falleció en La Habana en el 2002.
905
Cuba
Isla de sol, ya despierto
por tu camino de luz.
¡Cómo creces en la cruz
de frente a tu mar abierto!
Verde Antilla, cada puerto
desangrándote el aroma;
pero en cada palma asoma
tu grito de libertad
y un día serás verdad
de bandera y de paloma.
De bandera y de paloma,
de música flor y verso,
ya tu horizonte disperso
renacido en cielo y loma.
El látigo que nos doma
la rebeldía, domado.
Cuando este potro amarrado
se suelte a medir el monte,
la fina voz del sinsonte
será un himno desvelado.
Será un himno desvelado,
Cuba, en tu alta transparencia
y será surco la ausencia
de quien te hirió en el costado.
Llave de un golfo anegado
de miseria y de terror,
cuando clamas tu furor
por el Mar de las Antillas
se hacen violentas semillas
para dar frutos de amor.
Para dar frutos de amor
cuando la caña no muera
en cauces de sangre fiera
por zafras de deshonor;
que en el dorado clamor
–sospecha de mis oídos–
presiento ardientes latidos
de un amplio sol; te presiento
libre el paso, de ancho viento,
sin horizontes heridos.
906
Mar
Caballero de gran traje
que en transparente cristal
te vistes de espuma y sal
y enamoras al paisaje.
Marinero siempre en viaje
de partida y de regreso,
que impones tu móvil peso
sobre una roca serena
para hacer cantos de arena,
gota a gota y beso a beso.
907
Estrella
Estrella, mejor lejana
si en cercanía te pierdo.
dócil tu intacto recuerdo
de luz perfecta y liviana.
Capullo no, filigrana
tu misterioso fanal.
La noche fundamental
precisa de tu hermosura,
llama magnífica y pura
de atormentado cristal.
908
Palma
Aguja fina hacia el cielo
que en verde penacho canta,
recia columna levanta
tu capitel de alto vuelo.
Presencia en recto desvelo
que denuncia el yugo atroz;
tú, centinela precoz,
verticalmente en el llano.
Palma, angustia de mi mano
que quiere alcanzar tu voz.
909
Flamboyán
Florecida rama deja
su Primavera de fuego.
Se hacen luces de alto juego
por el cielo de la abeja.
El rubor ya no se aleja
de los verdes humillados,
y en los parterres bordados
de vegetal hermosura,
la esmeralda se estructura
en chillidos colorados.
910
Picuala
Un sabor de fruta rara…
(Dos por dos y tres por tres.)
Un caminar a través
de aquella adusta mampara
que tan distante quedara
en las sombras del “reparto”.
Día de las madres: harto
de roja flor a hurtadillas
y manzanas de rodillas
caídas frente a mi cuarto.
911
Sinsonte
Tibia pluma que naciste
para tan ceñido cielo,
¡qué diminuto tu vuelo
por una cárcel de alpiste!
La música menos triste
te abatirá en su desdén.
Sinsonte, dime tú, ¿quién
te lleva en jaula de oro?
Vertiginoso y sonoro
pájaro, el canto detén.