Pilar Faller Menéndez
Una intervención cultural en Chile se vuelve viral
A través de las redes sociales, muchos pudimos ver las marchas que realizaron las mujeres en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Unas marchas fueron pacíficas y expresaban el hartazgo que existe y el dolor que ha generado que tantas mujeres hayan sido víctimas de la violencia, ya sea psicológicamente, físicamente o hasta haber sufrido una violación, y la otra cara de la moneda, era una marcha cuya consigna parecía ser destruir los principales monumentos de la Ciudad de México, rompiendo las vallas que los protegían y llenándolos de grafitis, todas encapuchadas como si pertenecieran al Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Estas últimas, no nos representan, al menos a mí no, porque considero una incongruencia que se utilice violencia para protestar por la misma.
El argumento de muchas mujeres ha sido que el hartazgo las ha llevado a cometer esos actos delictivos, habrá quienes estén de acuerdo con ello, y aunque es cierto que 7 de cada 10 mujeres sufren de algún tipo de violencia y que esto no ha podido erradicarse, sigo pensando que ese no es el camino, por más rabia e impotencia que sientan.
En general, en las redes sociales, tanto hombres como mujeres reprobaron esa conducta que está muy lejos de representar a las víctimas, a mi parece; todos sabemos que la violencia genera violencia, y probablemente bajo este principio muchas decidieron actuar y hacerse escuchar, pero también se dejó ver en las mismas redes mujeres indignadas ante estos hechos que decían que esas mujeres encapuchadas no las representaban.
En las redes circulaba un video de una manifestación en Chile, en el cual un grupo de cientos de mujeres del colectivo “Las Tesis” organizó una intervención cultural para denunciar la violencia de género; con los ojos vendados al unísono protestaban cantando y bailando una canción titulada Un violador en tu camino, canción que describe la problemática. “Es feminicidio. Impunidad para mi asesino. Es la desaparición. Es la desaparición... El patriarcado es un juez que nos juzga al nacer y nuestro único castigo es la violencia que no ves… Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía. El violador eres tú. Son los pacos (policías), los jueces, el Estado, el Presidente”. Este video se hizo viral, tanto en las redes como en los noticieros de todo el mundo, por la original forma de expresar su hartazgo y enojo. Miles de mujeres se sintieron identificadas con él.
Las marchas y manifestaciones, sin duda, son necesarias para protestar con lo que no se está de acuerdo, para dejar ver lo que sufren las víctimas de la violencia, esa es una libertad que tenemos y que deberíamos continuar, pero lo que no es válido es vandalizar, destruir, pero, sobre todo, antagonizar con quienes han salido a manifestarse pacíficamente para hacer válido su enojo, su desaprobación y pedir que esta violencia de género pare.
Sin duda alguna, todos queremos que la violencia termine, existe la empatía con aquellas mujeres que han sufrido algún tipo de violencia, todos queremos que las mujeres no sientan miedo al salir a la calle, que estén seguras en sus casas, en su trabajo, que esta pesadilla que tantas mujeres viven se termine, pero una marcha violenta contra la violencia es una contradicción. Recordemos la frase de Gandhi: “La humanidad no puede liberarse de la violencia más que por medio de la no violencia”.