Ariel Avilés Marín
“Tómala tú, guitarrero,
Límpiale de alcohol la boca
Y en esa guitarra toca
Tu son entero”
Nicolás Guillén
La voz de Nicolás Guillén fue la voz de una patria, de una raza, de una revolución. Poeta esencial de Cuba, su poesía tuvo trascendencia tal que cruzó las aguas del Caribe y se asentó con derecho propio en todos los territorios de Nuestra América. Poeta mulato él, y con ello, mestizo, supo llegar a la entraña de su propio ser y volcarlo en versos y estrofas que llenaron el mundo con una voz atorrante, pero arrolladora. En Guillén, su poesía vuelve lo cotidiano en maravilloso, su ritmo embriagador de tumbadoras africanas, resuena e imprime un ritmo a cuyo influjo bailó el alma de la América Latina.
Guillén inició su camino en la poesía navegando en las dulces aguas del modernismo. Su primer libro, “Cerebro y Corazón”, salió al mundo con sabor a Darío, a Chocano, a Lugones, a Gutiérrez Nájera. “Bien pudieran brotarte dos alas / en tus hombros de blanco marfil”. A fuerza de discriminación, de segregación de clase, de atropellos, de explotación, la voz del poeta va girando el timón para surcar otras aguas; se va perfilando a una poesía totalmente revolucionaria, con compromiso y conciencia social. Su identidad de clase, su conciencia de las raíces de su ser, le van llevando a la creación de una poesía nueva, la que se ha de llamar poesía negra.
El proceso de transformación en la poesía de Guillén no es violento, pero sí marca un rompimiento en su vida; el poeta lo anuncia en su poema “Al margen de mis libros de estudio”, que figura en un volumen titulado “Otros Poemas”. Muy pronto aparece otro libro que va marcando la misma ruta, “Poemas de Transición”, que ve la luz en 1923. Pocos años después, Guillén plantea una verdadera revolución literaria al aparecer en 1930 “Motivos del Son”, que ha de refrendar un año después con la publicación de “Sóngoro Cosongo” y que se catapultará en 1947, al ver la luz “El Son Entero”, llevando la poesía negra, el ritmo caribeño, la música en la palabra, a su máxima expresión.
Entre el ínterin de “Motivos del Son” y “El Son Entero”, Guillén publica otras obras de enorme trascendencia en el plano de la poesía social: “West Indies Ltd.”, “Cantos para Soldados y Sones para Turistas”, “España, tres angustias y una voz de esperanza”. Para rematar este movimiento, Guillén publica en 1952, “El Soldado Miguel Paz y el Sargento José Inés”. En estas obras, la voz del poeta se vuelca en la reivindicación de los desheredados, de los que no tienen voz, de los discriminados, de los oprimidos.
Al triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, Nicolás Guillén se levanta con fuerza demoledora, siendo la voz plena del pueblo cubano. “Tengo”, vuelve a plantear una nueva revolución cultural en la poética, con un profundo sentido social; además, su pluma se yergue en duro y filoso látigo que flagela al imperialismo yanqui: “Te lo prometió Martí / y Fidel te lo cumplió; / ay, Cuba, ya se acabó, / se acabó por siempre aquí, / se acabó, / ay Cuba, que sí, que sí, / se acabó / el cuero de manatí / con que el yanqui te pegó. / Se acabó. / Te lo prometió Martí / y Fidel te lo cumplió. / Se acabó”. Con agudo filo, sacude también a la decadente oligarquía cubana que terminaría por exiliarse vergonzosamente en Miami. “Es gente buena además, con mucho esfuerzo han accedido desde la cocina, hasta la posición que ahora ocupan, y por eso, se ponen muy nerviosos al oír el sonido de ollas”.
La voz de Guillén no alberga rencores, sabe reconocer la riqueza de las diversas raíces de la cubanía, ama y reconoce tanto la raíz africana como la hispánica; esto queda muy claramente expresado en su “Balada de los Dos Abuelos”: “Sombras que sólo yo veo, / Me escoltan mis dos abuelos. / Lanza con punta de hueso, / Tambor de cuero y madera: / Mi abuelo negro. / Gorguera en el cuello ancho, / Gris armadura guerrera: / Mi abuelo blanco”.
La sátira profunda y hasta surrealista se desata en la poesía de Guillén al publicar su libro “El Gran Zoo”. Poemas breves, concisos, demoledores, caen con la fuerza de dardos certeros para cada alusión. Algunos refieren sueños e ilusiones, como es el caso de “Guitarra”: “Fueron a cazar guitarras / bajo la luna llena. / Y trajeron ésta, / pálida, fina, esbelta, / ojos de inagotable mulata, / cintura abierta de madera. / Es joven, apenas vuela. / Pero ya canta / cuando oye en otras jaulas / aletear sones y coplas. / Los sonesnombres y las coplasolas. / Hay en su jaula esta inscripción: / ¡Cuidado, sueña!”
La poesía de Guillén va llegando a su máxima expresión en sus últimos libros publicados: “La Rueda Dentada”, “El Diario que a Diario”, “Por el Mar de las Antillas anda un Barco de Papel” y “Orfeo Negro”.
La mente brillante del poeta revolucionario va volando hacia otros confines, su espíritu superior no encuentra ataduras en este mundo. En los últimos años el poeta vive recluido en su mundo interno, íntimo, ya no es el de los hombres de esta tierra.
Mi tesis de licenciatura versó sobre la clasificación y análisis de la poesía de Guillén, así que, en mi primer viaje a Cuba, en 1987, mi primera ilusión era conocer al gran poeta, tener una entrevista con él. ¡Ya no fue posible! El ya se encontraba en su mundo personal y privado. Por el amable conducto del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), me concedió una entrevista Angel Augier, que fue la mano derecha de Nicolás Guillén. Fue una charla sabrosa sobre el maestro y su poesía; pero haber podido conversar con Guillén, hubiera sido un privilegio único en mi vida.
La charla más sabrosa y profunda sobre Guillén, la tuve en 2015, en una “paladar” de La Habana llamado El Ajito, sobre el Malecón, entre La Rampa y Humboldt; y fue con un cocinero del lugar. El hombre estaba tocando la guitarra y cantando con una mujer cuando entramos a cenar. Me admiró lo bien que tocaba y cantaba; trabamos plática y se sentó a la mesa. Le dije el poema “Guitarra”, de “El Gran Zoo”, y él me respondió con gran entusiasmo: “¡Claro, Guillén, nuestro poeta nacional!” Y de ahí para altas horas de la noche, platiqué con él de Guillén, como no lo he hecho con nadie. Así, entraña profunda tiene en el pueblo cubano este gran poeta de Nuestra América.
La voz de Guillén es, sin duda alguna, la voz entrañable de la cubanía, pero su poesía va mucho más allá. El 16 de julio de 1989, el Poeta Nacional de Cuba se fue del plano terrestre. ¡Han pasado treinta años sin la voz de este poeta de Nuestra América!