Síguenos

Cultura

La banca

Conrado Roche Reyes

Hace todavía unos meses había unas invasiones exageradas de jovencitas, jovencitas y niños chiapanecos ofreciendo su mercancía por todo el Centro de la ciudad. Mentiría que parecían abejas fuera del xux, no se cuántos o cuántas pero eran bastantes. Pasemos a unos años antes, cuando en Mérida en Domingo los oferentes colocaban sus puestos muy cerquita de las bancas de la plaza grande y ocupaban éstas, o los venteros/as buena parte de su mercancía. Desde este periódico se sugirió al entonces alcalde Vila Dosal que aquéllo era una cuestión aberrante, ya que mucha gente que acude a la Plaza Grande gusta de pasar el tiempo sentada en aquellas bancas, pero hete aquí que estaban ocupada como menciono anteriormente. Al parecer, la autoridad tomó cartas en el asunto y ordenó colocar los puestos en la parte media de la plaza para así dejar libres las bancas para tomar el fresco o lo que sea, actitud que fue muy aplaudida por la ciudadanía.

Pero las chiapanecas comenzaron a deambular como tribus de apaches por la plaza, colocando en casi todas las bancas “bonches” de ropa que impedía aposentarse en las bancas a la gente. Cierto día amanezco con la noticia de que fueron desalojadas y expulsadas de la ciudad, además de otros cargos a sus explotadores. Otra medida que fue muy bien recibida por los meridanos, aunque no faltó quien dijera que “pobrecitas, se estaban ganando la vida, que era una arbitrariedad”. La verdad es que los inspectores del mercado jamás decomisaron la mercancíade las chiapanecas, las perseguían en un juego al “Chen tu tus” sin jamás alcanzarlas. Es más, nos provocaba risa las chicuelinas que ellas les daban a sus perseguidores.

Y no, no era el caso quitarle el trabajo a estas personas, esos niños deberían estar en la escuela, lo mismo que ellas, y parecería una especie de trata de personas.

Por un tiempo se les dejó de ver por el Centro, pero de unos dos o tres meses a la fecha han regresado y con refuerzos. Son muchas más que antes. Ahora han cambiado de táctica la mayoría de ellas. Se han despojado de sus trajes tradicionales y visten ahora a la manera occidental. Ceñidos jeans y blusas, pero…las bancas (si no lo cree usted, acuda por la tarde y noche a la plaza e intente sentarse a tomar el fresco. ¿Imposible¡ Las bancas se encuentran atiborradas de ropa y artesanías. No dejan un centímetro libre para asentar los glúteos como debe de ser. Simplemente se han vuelto a apoderar del lugar. Y nadie les dice nada y ella y ellos son bastante groseros al responderle a la gente que las intenta quitar.

Muchos niños chiquitos se dedican a la venta de chucherías. En las cantinas no falta el letrero que dice “Prohibido fumar a menores ni vender cigarrillos sueltos”. Entre a algún antro o tugurio del Centro y observará que todos los que venden cigarrillos sueltos son niños chiapanecos. Y yo, en lo personal, quiero recuperar mi banca para chismear y hablar de mujeres, política y béisbol. Abur.

Siguiente noticia

Ecos de mi tierra