Luis Carlos Coto Mederos
1333
La flor que brota
La flor que brota en la rama
del jazminero mayor
es la flor blanca de amor
que se ofrece a quien se ama.
Con ella teje su trama
la aguja de la ilusión,
corazón a corazón
eslabona con su aroma,
hasta que en el viento asoma
el alma de la canción.
Rolando López del Amo
1334
Muriendo
Así, en su dorado coche,
veo el ocaso que arde
y languidece la tarde
para dar paso a la noche.
Juego en un triste reproche
porque mi interior reclama
dar luz a este pentagrama
cuando el sol se va extinguiendo.
Yo sé que se está muriendo,
se quema en su última llama.
La luna llena declina,
de negro todo se cubre.
Ha hundido la noche su ubre,
vuela fugaz la neblina.
En la zona campesina
un hombre apaga el farol.
Una estrella en su crisol
luce gallarda y apuesta,
y el campesino se acuesta
para que madrugue el sol.
Dulce María González Massip
1335
Amor
(fragmento)
Vienes del amanecer…
Yo nunca he visto llover.
Manuel Navarro Luna
Espérame siempre, amor,
adonde te pueda ver.
Vienes del amanecer
y pasas como un rumor.
Y si me hiere el candor
de tus puñales de ayer
ay, pongo el alma a beber
en tu ancho y dulce río,
cabalgando en el rocío
vienes del amanecer.
Novia mía, cielo mío,
quien te pudiera tener…
Yo nunca he visto llover
mas no conozco el hastío.
No me ansias; sí te ansío.
Tú vences; yo se perder…
Puedes negarme, mujer,
todo el amor que hay en ti:
como tú llueves en mí
yo nunca he visto llover.
Joaquín G. Santana
1336
Isa no tuvo otro espejo
Isa no tuvo otro espejo
que este San Juan murmurante,
no se confiaba al diamante
del bardo puro; él, perplejo,
se iba volviendo más viejo
por todos los puentes y
al romper el alba así
musitaba entre temblores:
“¡ay, los mis lindos amores,
idos son que yo los vi!”.
Juan Luis Hernández Milián
1337
A la décima
La décima vino aquí
en busca de la parranda
y la segunda bufanda
se la puso Naborí.
Se pulió como un rubí
en nuestro caimán sonoro
y es el único tesoro
que en mi corazón lo guardo,
porque le puso Fajardo
las plumas del tocororo.
Luis Martin Álvarez
1338
Villa del Yayabo
Yayabo de trovadores,
poetas y serenatas,
bajo tus noches mulatas,
guitarras, cuentos y flores.
Te rodean los rumores
y una belleza sin par
y de cada arcaico hogar
hoy nos parecen sus tejas,
igual que palomas viejas
que ya no pueden volar.
Luis Martín Alvarez
1339
El tambor
Es el tambor: ruge, llora,
y despereza alegrías…
¿Qué vuelo de fantasías
trae en sus parches? ¿Qué aurora
la incertidumbre devora
al corazón de la danza?
¿Quién le injerta la esperanza
en cada toque? ¿Quién urge
de su voz? ¿Cuánto resurge
del monte que no descansa?
Y yo lo siento. Me ampara
el giro de sus cadencias.
¡Cuánto azul en sus vehemencias!
¡Qué rosa en la luz prepara!
El alma que se compara
con fuegos y manantiales,
se rinde. Voy a raudales
sobre sus notas bajando,
y subo después; es cuando
puedo verme en sus cristales.
Leonor Somonte Fernández
1340
Amor sin tiempo y lugar
Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Mario Benedetti
Si te quiero es porque a modo
de inculcarme tu alegría
fundes tu piel a la mía
y más que dos, somos todo.
Tú buscas el acomodo
para llenar el momento
del placer. Bebes sediento
porque tu amor como el mar
no tiene tiempo y lugar
cuando se agita violento.
Es mi gusto, mi locura
sobre tu cuerpo bogar
y en tus brazos naufragar
en medio de la ternura.
Perderme entre la espesura
de tu pecho. Cuando invernas
vuelves las noches eternas.
Y mientras que el amor roce,
entera me entrego al goce
bajo el fuego de tus piernas.
Eva Torres Díaz