Entre las novedades que la Sinfónica de Chicago presentará en la temporada 2020 -2021, destaca el estreno de una obra encargada a la compositora Gabriela Lena Frank. Que una mujer haya sido tomada en cuenta en la exigente programación de uno de los organismos instrumentales más avalados a escala internacional en la música de concierto, es un hecho que por sí mismo merece ser subrayado. Que para ello, los directivos de la CSO hayan reparado en los aportes que a lo largo de su trayectoria ha hecho Lena Frank a la música de nuestros tiempos, habla de una calidad sostenida imposible de invisibilizar.
Aun cuando no se conocen detalles ni el título de la obra escrita especialmente para la CSO, en el calendario de presentaciones se ha dispuesto el estreno mundial de la partitura el 5 de noviembre de 2020, en una jornada que será conducida por el director invitado inglés Bramwell Tovey.
Lo que sí ha trascendido, es que es uno de los dos trabajos comisionados para la temporada –el otro corresponde al finés Magnus Lindberg– y que la orquesta promueve a la autora como una de las más influyentes creadoras de los últimos tiempos en la nación.
Lena Frank cuenta con 48 años de edad. Nació en California, pero nunca deja de proclamar su ascendencia latinoamericana; su madre es peruana. En su catálogo se observa un trasfondo multicultural que, en más de un momento, se inclina por la herencia andina, como cuando recrea los sonidos de la quena y el charango a partir de los instrumentos convencionales de las formaciones sinfónica y d cámara. Ella ha dicho: “Creo que en mi música puede verse cómo voy tratando de descubrir cuán latina soy, sin dejar de ser gringa”. También, la crítica ha señalado afinidades estilísticas con la obra de Béla Bartók, Benjamin Britten y Chou Wen-chung.
En 2009, Lena Frank recibió una beca Guggenheim y mereció el Grammy Latino a la mejor composición de música clásica contemporánea por Inca’s Dances, escrita para el guitarrista Manuel Barrueco y el Cuarteto Latinoamericano. También, ese año participó en un documental para el canal público PBS titulado Peregrinos, el cual fue producido por el ganador del Emmy, Aric Hartvig. El material exploró su residencia en la Orquesta Sinfónica de Indianápolis, donde, con un premio de la Fundación Joyce, compuso una obra inspirada en las historias de inmigrantes latinos en esa ciudad.
Muestra de su compromiso identitario, varias de sus obras tributan al repertorio del colectivo Caminos del Inka, bajo la dirección del director de orquesta Miguel Harth-Bedoya. De igual modo, trabaja estrechamente con el dramaturgo ganador del Premio Pulitzer, Nilo Cruz, en la creación de nuevas obras musicales originales para voz. Su primera colaboración fue un conjunto de canciones de orquesta para Dawn Upshaw y la St. Paul Chamber Orchestra.
Encargos no le faltan. Le han pedido partituras el Kronos Quartet, las sinfónicas de Houston y San Francisco, el célebre chelista Yo Yo Ma, y los directores de la Sociedad de Música de Cámara del Lincoln Center, Wu Han y David Finckel. Su Concertino Cusqueño fue solicitado y estrenado por la Orquesta de Filadelfia para celebrar en 2012 el inicio del nuevo director de la organización, Yannick Nézet-Séguin. Ella también es una notable pianista. Grabó el ciclo completo de piezas para piano del compositor ganador del Premio Pulitzer, Leslie Bassett, para el sello Equilibrium.
En una reciente ocasión, le preguntaron si se sentía satisfecha con lo realizado hasta el momento y respondió: “Nunca. La curiosidad, creo, es una necesidad absoluta para cualquier artista. Cuanto más sé, más me doy cuenta de que no sé. Si te atreves a salir y mirar al mundo, te darás cuenta de lo grande que es y de lo pequeño que eres. Pero eso es maravilloso”.
La planificación de la próxima temporada de la CSO –la número 130 desde su fundación y la oncena bajo la titularidad de Riccardo Muti, una de las más afamadas batutas del mundo– no quita que la actual siga en plena ebullición, en la Chicago Hall.
No toda la programación de la sala es sinfónica. Un buen ejemplo será lo que sucederá el 15 de febrero próximo, nada menos que un concierto del Mariachi Vargas de Tecalitlán. ¿No resulta esto todo un acontecimiento?