José Iván Borges Castillo*Estampas de Fe
El antiguo pueblo de Tekal, cuyo significado “encierro o prisión” lo definen desde Juan Pío Pérez hasta Antonio de Mediz Bolio, fue el encierro de los itzaes según el Chilam Balam de Chumayel, cuando refiere: “Y llegaron a Tekal. Allí se encerraron. Tekal es el nombre de este lugar.” En la conquista española fue encomienda del veterano soldado Diego Briceño en 1548, quien la conservó hasta tercera vida dejando de serlo con la muerte de su nieto Felipe Briceño Pinzón en el año de 1634.
Fundaron doctrina la orden franciscana bajo el patrocinio de San Pedro Apóstol, primero bajo la guardianía del convento de San Antonio de Izamal. La orden seráfica, de especial devoción mariana, propagó desde sus inicios el especial culto a la Madre de Dios en la comunidad.
La célebre imagen de la Virgen de Candelaria llegó al pueblo de Tekal alrededor del año de 1635, por donación del encomendero don Francisco de Lara Bonifaz, descendiente de los siete infantes de Lara, que habían pasado a Yucatán, juntamente con sus padres procedentes de la ciudad de Sevilla.
En la historia del culto mariano en Yucatán en torno a la Candelaria, Tekal tiene la distinción de ser durante el siglo XVII, un pueblo donde se localiza un culto candelario, doctrina de franciscanos, los otros dos fueron Mérida, con su ermita, fundada por un canónigo, y el convento de Uayma, donde actualmente este culto se ha extinguido. Fue hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando esta devoción inicia en Pixilá, actualmente llamada Cuauhtémoc, comisaría de Izamal, y en la entonces villa de Valladolid.
La llegada de su imagen propició que la presencia de María, ya conocida por los naturales desde la primera evangelización, se concretizara aún más, ella se volvió el lazo de unión entre indígenas, españoles, criollos, negros, y mestizos.
El siglo XVIII es el origen de los llamados Gozos que los marianos cantan… y que dice: “Oh Virgen de la Candelaria lucida estrella del mar”, gozos que aún se entonan durante el novenario del mes de enero a febrero, y que parecen ser escritas para los traslados de la Candelaria de Tenerife en las Islas Canarias y que en Tekal se conoce desde ese siglo, puesto que las novenas de impresas en el siglo XIX ya las contenían.
Los inventarios parroquiales, realizados poco después de haber recuperado al pueblo tras haber caído en las manos de los sublevados en la llamada Guerra de Castas, señalan que se encontraba la imagen en la iglesia “con su vestido deteriorado”, esto para el año de 1853. En otro inventario, fechado el 17 de septiembre de 1886, realizado por el señor cura Cosme María Bobadilla, en Tekal, refiere: “La Santísima Virgen de Candelaria con su corona imperial de plata dorada, una media luna de plata dorada…” y que se encontraba en el altar principal de la iglesia.
En el siglo XIX son varios los milagros que se le atribuyen en protección del pueblo de Tekal, aún se conserva entre los exvotos una soguilla de oro que en sus medallas tiene grabado el año de 1860.
Se cuenta que una madre devota, viendo que su pequeño hijo no sanaba de calenturas solicitó el manto de la Virgen, y cubrió al niño con éste como si fuera un pañal, encomendándolo a su intercesión; la criatura pronto sanó. Otro hecho comentado es el de un humilde campesino que cortando leña, una espinilla de madera se le incrustó en un ojo, por más remedios caseros ejecutados no sanaba, ni mejoraba el asunto, el pobre hombre fue a la iglesia y acercándose a la Virgen tomó la orilla de su manto y la pasarlo sobre su ojo, sintió alivio y con la sorpresa de que la astilla salió.
A su intercesión los tekaleños se encomiendan, y los ecos milagrosos de ayer se reafirman con los nuevos hechos del presente, que también atribuyen a ella milagros de sanaciones y ayuda.
Más de una persona comenta que en los días de su fiesta, su rostro se torna con aire discreto de gozo y alegría, mientras que en otras ocasiones del año, a veces se torna serio o hasta con cierta melancolía.
Las leyendas dicen que en las noches de mayo baja de su altar y recorre las calles del pueblo, visitando a los enfermos y regando su bendición y que gracias a su intercesión y auxilio, se salvó el pueblo entero de Tekal de perecer en una epidemia.
Durante la persecución religiosa emprendida por el general Salvador Alvarado, fue escondida la imagen de la Virgen en la quinta de San José de Bravo, en 1916. Para la época de la “cristiada” fue llevada a resguardo en la casa del señor Jorge Castillo Escalante y del señor Focas Eusebio Verde Aragón, esto en 1927.
Y aunque la Virgen de Tekal tiene coronas de plata y otros materiales, que aparecen en los inventarios parroquiales para 1886, no se tiene registro de alguna coronación, a pesar de que la Virgen ya lucía una corona que no había pasado por más trámite que la decisión espontánea de su pueblo. Fue el dos de febrero del 2005, cuando el Pbro. Eudaldo Cervantes Pech coronó por primera vez a la Virgen de Candelaria como Reina de Tekal. Y el 31 de mayo de ese mismo año, se consagró a Tekal a su especial patrocinio y protección.
Al comenzar enero del 2007, se confirmó la visita de Mons. Rafael Palma Capetillo, entonces Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Yucatán, para celebrar la solemnidad de la fiesta de la Presentación del Señor el dos de febrero, con tal se inició de forma interna la organización para esta especial visita, y al no tener registro alguno de alguna coronación a la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria por manos de algún alto prelado de la iglesia, se acordó con el párroco Eudaldo Cervantes Pech, hacer la petición correspondiente para que se verificara semejante acto.
Las autoridades municipales fueron informadas del evento, para que formaran parte de la celebración, y fue especialmente significativa su participación.
El libro azul de firma de devotos, tantos laicos como sacerdotes que venían a visitarla, se abrió de nuevo para registro de firmas. El Sr. Russel Vázquez Aragón (+) escribió unos versos y al ponerse música se optó por himno de la coronación. Los jóvenes de diferentes movimientos apostólicos y seglares formaron la valla real de custodios de la Virgen. Y la imagen estrenó vestido donado por la familia Briceño.
Su fiesta patronal reúne a las familias tekaleñas, ella es el vínculo de fe y unidad, y en torno a ella gira toda la alegría de un pueblo. Una característica es que los devotos se disputan el honor de obsequiarle el vestido y ajuar que portará el dos de febrero, Día de la Candelaria, algunos tiene que esperar dos o tres años.
El año próximo pasado, 2019, se regresaron a su cabellera siete estrellas de oro que porta la sagrada imagen en su novenario de enero y para todo el mes de mayo, consagrado a su devoción por la piedad popular con la presentación de flores.
La Virgen de Candelaria, de Tekal de Venegas, es una de las imágenes de la Madre de Dios más queridas por los marianos devotos, de ese pueblo y alrededores.
*Cronista de Tekal de Venegas
Unión de Escritores Comunitarios de Yucatán