Joaquín Bestard Vázquez
Ya saben que en Beyhualé tenemos un cine a cielo abierto que cuando llueve suspende la función, aunque los boletos son válidos para el día o noche siguiente.
Ocurrió, pues, que fuimos a ver Robin Hood, con Errol Flynn, y a media película y en pleno intercambio de flechas, el cielo se llenó de esos proyectiles y hubo uno que salió de la pantalla y fue a clavarse en pleno pecho de don Albornoz.
Don Niz Pata, un herrero conocido en la región que hacía enrejados artísticos, pero nunca flechas, entregó el equipo y movilizó a la policía o investigadores que vinieron hasta de la ciudad de México, y todos a quienes se les preguntaba que si abrigaban sospechas de tan desagradable hecho, todos apuntaban a mister Flynn.
Total se llevaron meses para descubrir que la flecha era cerrajera y nunca pescaron al arquero. Don Niz se conformó con presentar una demanda en los Estados Unidos y ahí quedó la cosa.
Maximito Koyoc