Fernando Muñoz Castillo
JOVEN: Maestro, hagamos un alto y cuénteme más acerca de Canallanápolis, Trópico de Escorpión, Velitalandia, me preocupa saber ¿aman a su tierra estos seres?
VIRGILIO: Demasiado regionalistas son, se sienten el tuch del mundo.
JOVEN: ¿El tuch? ¿Y eso qué significa?
VIRGILIO: Ombligo en maya.
JOVEN: Ah…siempre se aprende algo nuevo.
VIRGILIO: Jmmm, te decía, afortunadamente el sentido del humor de algunos de sus escritores logra a veces crear un equilibrio.
JOVEN: ¿No tienen teatro?
VIRGILIO: Bueno, sí, también de sus actores no sólo escénicos sino el que realizan políticos y empresariales y burócratas, suele a veces ser muy chistoso, aunque más, todos ellos son patéticos. Hacen cada cosa, (alza las manos tratando de explicar) que en fin…
JOVEN: (Como si no hubiera oído).¿Y son muchos sus artistas?
VIRGILIO: (Como regresando a sí mismo) ¡Ah!, sí, ellos dicen tener hasta para aventar hacia arriba. Pero, realmente, los del buen humor son los de antes. Los de ahora, ya son otra cosa. Han perdido ese don.
JOVEN: ¿En serio?
VIRGILIO: Como que me llamo VIRGILIO. Todo se ha vuelto un mural de obscenidades y escatologías, sin ton ni son.
JOVEN: Pero…
VIRGILIO: Sí, ya sé lo que vas a decir…no, no tiene nada que ver ese humor con el de las farsas griegas.
JOVEN: Pero…
VIRGILIO: ¡Imagínate aplaudir como foca, porque un comicastro te dice: ¡chinga tu madre!
JOVEN: (Abre la boca y se queda como petrificado)
VIRGILIO: Cierra esa boca, ¿qué, no te enseñaron que en boca cerrada no entran moscas?
JOVEN: Ese humor ya está más deteriorado que el manto freático…
VIRGILIO: Peor que el mar de Campeche.
JOVEN: Me intriga aún más el saber de ésos que si tenían sentido del humor, sin que se los impusiese la televisión, las redes sociales o la publicidad.
VIRGILIO: Me pones en un aprieto, pero (busca en sus bolsas) a ver que tengo aquí, ¡ah!, un grabado de Picheta (le pasa al joven todo lo que va sacando de sus bolsas), bien, y esto es (ríe), un poema burlesco de Pichorra, y esto otro, mmm, otro poema, pero ¿de quién es? (saca unas antiparras de vidrios oscuros, se las pone) Vate Correa, y ¿esto, qué es? Mjm, Pan Chuchul o Pri- jol acedo, una revista de los 50 que representaron los Herrera, sí, también sirve. Ahora, déjame quitarles la polilla y el comején (saca una bomba de flit. Flitea papeles. Joven tose.) ¡Ya está! (Su actitud cambia a mediúnica y grandilocuente cual corauta.) Cronos, Cornos, Tesis, Tespis, Baco, Baco, Dionisio, Talía, Euterpe, Terpsícore, Polimnia, ayudadme, venid a mí dioses, semidioses y musas. Hamacas, trova, guitarras, palmeras y rosas, pozole con coco, cochinita pibil y relleno negro, jícaras y jícamas, jaranas y rumbas, sabucanes, rebozos e hipiles, tunkules, galicismos, uayeísmos, hojaldras de jamón y queso, queso y mantequilla de Chetumal, agua de pozo, naranjitas de San José, pitahayas y guanábanas, flamboyanes, tulipanes, turixes, romanticismo, modernismo, kitsch, cuch, camp y sascap, junto todo, revuelto todo en un xek, que cobre forma, que se amasije…
Solo falta un soplo: Júpiter, Hunab Ku, señores de Xibalbá y de Acanceh, Santos Reyes de Tizimín, Virgen de Izamal, gemelos del Popol Vuh… Acudid prestos a mis llamados éstos… Abracadabra, pata de cabra. Los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán, tras, tras, tras…
(Rayos, truenos y relámpagos. Oscuro. Música: Mérida hermosa ciudad que soñé, interpretada por la Orquesta Yukalpetén).
Continuará.