Juan Diego Casanova Medina
Después de su debut este año en Grandes Ligas con los Cardenales de San Luis, el sueño de todo pelotero, porque se valora todo los trabajos que pasan en la vida, los sacrificios que se hacen, y la férrea disciplina con la que se logran los objetivos y se producen resultados satisfactorios, el cubano Randy Arozarena González no quiere saber nada de béisbol, ni en las Ligas locales mucho menos en la de Invierno, en el Pacífico.
Así lo dijo el pelotero antillano a su arribó, procedente de la ciudad de Miami, Florida, después de pasar la rigurosa revisión de su equipaje en la sala de vuelos internacionales. Un retraso de casi una hora le impidió reunirse con sus familiares que lo esperaban en la terminal aérea.
Consideró un excelente año su participación con los Cardenales de San Luis, ya que el equipo de la Gran Carpa, le dio la oportunidad al trabajar 20 turnos en los que disparó 6 jits, conectó un jonrón y se robó el jom.
Aunque descansará con su familia, estará ligado al béisbol pero no como jugador ya que apoyará a los jugadores de la Liga Meridana de Invierno de Béisbol, en cuya inauguración hoy en la comisaría de Chichí Suárez será el invitado estelar.
Después viajará a Cuba para visitar a sus abuelos y comenzar su preparación de cara a los entrenamientos del equipo emplumado que empieza en tres meses.
Recibieron a Randy, quien entre sus planes se encuentra representar a México en el Clásico Mundial, su madre Sandra González y sus hermanos Rayko, portero de los Venados FC Yucatán y Ronny, además de su representante Carlos Thompson.