
Contrario a la creencia popular, el cenote más profundo de México no se encuentra en la Península de Yucatán, tierra tradicionalmente asociada con estas formaciones naturales. El título pertenece a El Zacatón, ubicado en Tamaulipas, con una impresionante profundidad de 319 metros, superando significativamente a sus contrapartes yucatecas.

En la Península de Yucatán, el cenote Sabak-Há ostenta el récord regional con una profundidad confirmada de 120 metros, aunque los expertos sugieren que podría ser aún más profundo. Este cenote, localizado a 2 kilómetros al este de la comisaría de Yunkú en el municipio de Sacalum, se caracteriza por su superficie de apariencia oscura y ceniza, que contrasta con sus aguas cristalinas. Para los buzos interesados en explorarlo, es requisito indispensable contar con certificación de buceo avanzado debido a sus características técnicas.
El Zacatón, por su parte, ha capturado la atención de la comunidad científica internacional, incluyendo a la NASA, que ve en él un análogo potencial para futuras misiones espaciales, particularmente en la exploración de Júpiter. Su ubicación en el municipio de Aldama, Tamaulipas, a menos de dos horas del puerto de Tampico, lo hace accesible pero no menos misterioso.
Las características químicas de El Zacatón lo convierten en un lugar tan fascinante como peligroso. Su alto contenido de azufre hace imposible la natación o el buceo recreativo. La historia registra un trágico incidente en 1994, cuando un buzo profesional perdió la vida a 276 metros de profundidad en un intento por superar la barrera de los 305 metros, subrayando los riesgos inherentes a su exploración.
El nombre de este extraordinario cenote proviene de la abundante vegetación de zacate que lo rodea, creando un paisaje único que combina la exuberancia superficial con el misterio de sus profundidades inexploradas. Este contraste entre la accesibilidad superficial y el peligro de sus aguas lo ha convertido en un sitio de interés tanto para la investigación científica como para la curiosidad pública, aunque su exploración debe limitarse a la observación desde la superficie.
AG