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Los peligros que nos asechan. En la hora de los hornos

La espiritualidad prohibida / De lo que he visto, de lo que he vivido, de lo que pienso y creo

Félix Sautié MederosCDLXVIII

Confieso que cuando me pongo a meditar lo que está sucediendo en el mundo, y muy especialmente en Nuestra América, en donde la ofensiva de las derechas, encabezadas por el gobierno de los Estados Unidos que nefastamente preside Mr. Trump, se desenvuelve y actúa libremente a sus anchas, entonces me embarga una gran preocupación referida en especial al concepto de algunos de que en Cuba estamos libres totalmente de que se produzcan fenómenos políticos como los que están sucediendo en Argentina, Chile, Colombia, Perú y Brasil. Especialmente quiero hacer hincapié en la reciente elección con una amplia ventaja electoral de Jair Bolsonaro, como presiente de ese gran país carioca del sur tan cercano a nuestros ancestros y tradiciones propias de la religiosidad popular. Esos países que menciono los significo por solo plantear los que considero los principales entuertos que estamos percibiendo en el mundo de hoy que nos rodea.

Más aún, debo decir, como ya planteo desde el primer párrafo, que los momentos culminantes de las elecciones en Brasil demuestran un sensible ascenso de fascismo aliado al muy peculiar estilo, incluso del presidente Trump, con apoyo de grandes empresarios, iglesias neopentecostales de la prosperidad, que del cristianismo verdadero tienen muy poco, así como quizás lo más determinante: la existencia de muchas personas hastiadas y confundidas por las fake news que votaron por Jair Bolsonaro porque se muestran totalmente decepcionadas de los partidos políticos que, en definitiva, no han resuelto sus necesidades más perentorias y se han contaminado con las corrupciones; así como otros fenómenos a los que me referiré más adelante que demuestran una gran ineficiencia en el trabajo político e ideológico con las masas, además de algunos rumbos triunfalistas y autoritarios que deben ser erradicados de los proyectos y del actuar político y económico de las izquierdas.

Yo pienso que el momento que vivimos requiere de reflexiones filosóficas, económicas y políticas de profundidad que no estén ancladas con un pasado que ya no volverá, porque si no se hace así fácilmente podríamos confundirnos en el camino y en las actitudes que debemos asumir en el presente que vivimos y en el futuro que está por venir.

Considero que lo está sucediendo en Nuestra América, en buena parte de las izquierdas que no han actuado en consecuencia como deberían haberlo hecho e, incluso, las reacciones a estos problemas de algunas poblaciones hastiadas de los políticos, constituyen acciones y posturas que no enfrentan adecuadamente lo que significa el ascenso de las derechas y más aún del fascismo, porque simplistamente muchos miran solo las consecuencias sin analizar las causas determinantes, que es lo más importante en mi criterio.

Por otra parte, considero que es lógico que en Cuba estos problemas se manifiesten de otra forma dado nuestro sistema sociopolítico muy específico y estable por causa de una genuina y radical Revolución triunfante que ya cumple 60 años, pero si buscamos las causas determinantes de lo que está sucediendo en Nuestra América, lo importante para nosotros debería ser compararlas, constatando los aspectos que puedan ser similares o parecidos porque estar en guardia es un principio básico de una Revolución. En esto estoy muy de acuerdo con el planteamiento de que una Revolución que no se sabe defender no podrá subsistir en el tiempo, lo que la vida nos lo demuestra tozudamente con mucha frecuencia, baste lo que ha sucedido con la desaparición de la Unión Soviética, lo que en mi época de joven era impensable y sucedió. Además, por otra parte, quiero expresar que filosóficamente, de acuerdo con la dialéctica del movimiento de la naturaleza y de la sociedad, no hay nada que sea estático. Sé que lo que planteo es un ejercicio complejo, pero en mi opinión no deberíamos darnos el lujo de obviarlo a partir de los conceptos dogmáticos, triunfalistas y autoritarios de algunos para los cuales la verdad solo reside en lo que ellos conciben y/o piensan y en las consignas vacías que repiten sin cansancio. Peligro muy latente y amenazador en nuestro caso, según pienso.

Yo estoy plenamente de acuerdo con que Cuba es en realidad una verdadera excepción en ese concierto de naciones, porque hace 60 años alcanzó el triunfo de una Revolución radical y genuina por el pueblo y para el pueblo. Cuba ha sido y es un paradigma y un ejemplo, eso no se puede discutir en mi criterio muy personal; pero de ahí a que como sociedad nos encontremos inmunes a todos los grandes problemas causantes de los fenómenos que se están manifestando en Nuestra América, en mi criterio va un determinado trecho, y es lo que me propongo expresar en este capítulo de La Espiritualidad Prohibida, porque lo considero un testimonio muy importante de la realidad que estamos viviendo el mundo de hoy.

En este orden de cosas, debo decir que en relación a Cuba tengo una costumbre procesal muy definida de buscar en el pensamiento del Che. Casi siempre encuentro cosas esenciales, como lo que recientemente incluí en una crónica mía al respecto de las elecciones en Brasil y del triunfo de Jair Bolsonaro que reitero en este capítulo. Confieso que no puedo dejar de pensar en el Che, especialmente en su análisis planteado en El socialismo y el hombre en Cuba –su obra cumbre, en mi opinión–, en uno de cuyos párrafos expresa algo muy importante en su percepción del momento que vivía que lo considero extensible con toda claridad para tenerlo muy en cuenta en la actual situación de nuestra América y del Mundo. Cito: “Claro está que hay peligros presentes en las actuales circunstancias, no solo el del dogmatismo, no solo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer”.

Asimismo, no puedo olvidar los Apuntes críticos del Che en los años sesenta sobre la Economía Política, en los que ya en su época nos advierte sobre el capitalismo disfrazado de socialismo que estamos observando en la actualidad en algunas partes de nuestro agitado mundo de hoy, así como las ofertas de terceras vías. En especial, su advertencia de que el socialismo no se puede construir con las armas melladas del capitalismo.(Ver en el libro Apuntes críticos a la Economía Política, de Ernesto Che Guevara, Casa de las Américas, junio de 2006).

El Che, aunque quizás en sus planteamientos públicos no calificó a la esperanza con su nombre específico, fue además de un hombre práctico y concreto, muy a pesar de lo que algunos han planteado al respecto de su idealismo a ultranza, que actuó en cada momento sin amilanarse por nada, un verdadero sembrador de esperanzas. En esto hay unas frases en El socialismo y el hombre en Cuba que en mi criterio quieren decir muchas cuestiones que son explícitas de interpretar y otras encriptadas más profundamente, que requieren pensarlas con mayor detenimiento para encontrar su sentido específico. Algo parecido a lo que Jesús nos plantea en lo más profundo de su parábola “El sembrador”, que requiere una acción de prospección exegética conceptual que va más allá de una simple lectura. Cito textual para los que tengan oídos para oír:

[...] hay que tener un gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamientos de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización. El revolucionario, motor ideológico de la revolución dentro de su partido se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte, a menos que la construcción se logre a escala mundial [...].

Cuando a esta cita se le hace una sola lectura y no nos detenemos a pensarla en profundidad, puede que no seamos capaces de relacionarla con los conceptos de la esperanza y en esto quiero llamar la atención, porque en la vida nos movemos tras las esperanzas; pero para los que pretendan ser líderes tendrán que comprender dos cuestiones que considero esenciales, que son su capacidad de crear esperanzas y su decisión de llevar su acción por hacerlas realidad hasta el final de sus días. Porque las verdaderas esperanzas que son capaces de mover a los pueblos unánimente trascienden en el tiempo de la vida humana, que en realidad es efímero y necesita del relevo para darle la continuidad necesaria, por eso es que también planteó que “la juventud es la arcilla fundamental de la Revolución” y cito textual lo que dijo al respecto en su obra cumbre El socialismo y el hombre en Cuba: “La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud; en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera”; eso está sucediendo en estos momentos en Cuba con el Gobierno encabezado por Miguel Díaz-Canel, lo que no me canso de expresarlo y apoyarlo.

En este orden de cosas, encuentro en la derechización en América Latina un común denominador por mencionarlo de una manera comprensiva, un verdadero talón de Aquiles que no deberíamos menospreciarlo, en el sentido de que las extremas derechas avanzan, incluso, ganando para sí importantes bolsones de la población que, hastiada de todo lo que le rodea, buscan un cambio a cualquier costo, que las izquierdas no le han proporcionado en realidad y que cuando se lo proporcionan en algunos casos lo han hecho tan torpemente, como lo que ha sucedido en Brasil y Argentina, en donde las izquierdas han sacado de la pobreza a millones de personas sin una consecuente formación ideológica de las razones determinantes de esa acción de las izquierdas, y entonces, como consecuencia, han pasado a formar parte de una clase media o acomodada que piensa como si siempre hubieran sido parte de esa clase social; y como en el cuento del alacrán, que la ranita que le ayuda a pasar el río, le clavan el aguijón a quienes los han sacado de la pobreza.

Hay que darse cuenta de que en esas condiciones, sin la consecuente educación ideológica, una buena parte de los que han sacado de la pobreza (hay ejemplos concretos en un encuesta realizada en Brasil en la que muchos respondieron que había salido de la pobreza a gracias a Dios, sin entender que Dios actúa por las terceras causas, que en su caso fueron las políticas de las izquierdas, de lo que se aprovecharon las falsas iglesias neopentecostales de la prosperidad para hacer política a favor de Bolsonaro), entonces cambian de pensamiento y se ubican en una clase social que no es la de ellos, alebrestados por unas derechas sin escrúpulos, para las cuales todo vale, y que, además, se especializan en ocupar cuanto espacio quede libre en su camino. Actúan concretamente comenzando por la utilización de las fake news y los desprestigios infundados a personas y líderes que difunden masivamente mediante el control efectivo que mantienen de los medios masivos de información.

En este sentido, me preocupo profundamente porque vislumbro que el futuro que se está forjando va a ser muy complicado y difícil, y nosotros en Cuba corremos verdaderos peligros que nos asecharán porque siempre vamos estar incluidos en cuantos planes de subversión se plantee el imperialismo. En este orden de cosas, hay una variable decisiva que es el tiempo que nunca se debería menospreciar ni mucho menos perder. El tiempo que trascurre no regresa y, en realidad, verdaderamente no se recupera porque cuando se intenta hacerlo más bien se ocupa un espacio de tiempo que, de haberse aprovechado adecuadamente el anterior, sería siempre en el presente un nuevo espacio de desarrollo.

Esto es muy importante tenerlo en consideración, porque la vida se desenvuelve con una dinámica permanente de movimiento siempre hacia adelante y en espiral. Los retrasos y las pérdidas de tiempo son responsabilidad de los seres humanos y nunca de la vida que siempre se está moviendo. En mi criterio, es una consideración conceptual y práctico-concreta que quienes nos planteamos que somos marxistas deberíamos tener en el primer orden de consideración en nuestra voluntad y en nuestras acciones concretas, porque ser marxista es comprender la dialéctica que es el movimiento de la materia y de la naturaleza, que no se detiene, porque si se detuviera sería el final de todo.

Las circunstancias, las oportunidades, los logros, los fracasos, los problemas complicados e, incluso, los éxitos, todos están inscriptos en una espiral de movimiento que no se detiene. En la práctica concreta, vienen hacer como vagones de un inmenso ferrocarril existencial que pasa frente a nosotros, que no retrocede y que cuando pasa en el tiempo no regresa de nuevo ante nosotros. Heráclito en una época en que no se contaba con los recursos conceptuales ni materiales con que nosotros contamos, lo comprendió muy bien cuando expresó que “no te bañarás dos veces en el agua del mismo río”.

En esto los dogmáticos, detenidos en el tiempo, así como los conservadores a ultranza se caracterizan generalmente por tener siempre un mismo discurso con las mismas frases, que aluden sin explicarlo en su profundidad a los mismos problemas reales, virtuales e, incluso, a veces inventados. Ellos vienen a ser quienes hacen las veces de los retranqueros del tren que avanza, que es el movimiento social. Muchas veces se esconden detrás de lo institucional gubernamental y/o partidario e, incluso, desde el punto de vista filosófico, de lo que sería un literalismo conceptual al estilo bíblico de los dogmáticos, algo así como lo hacen los literalistas bíblicos que actúan solo conforme a la letra sin comprender lo que realmente en los textos se pretende expresar con signos y simbolismos de lo que teológicamente se conoce como el “lenguaje de todos los tiempos”.

Pues, en consecuencia, quiero expresar que yo considero que en Cuba existe un caldo de cultivo propicio para algunas variantes muy nuestras de estos problemas, que no se debería menospreciar porque propicia que se creen hastíos y se produzcan desengaños; que en mi opinión han durado mucho tiempo alimentados por las retrancas burocráticas, los triunfalismos, la demonización de la crítica y la autocrítica, las corrupciones y la acción de los dogmáticos con poder que lo detiene y traban todo.

Se ha perdido mucho tiempo, que reconozco que nuestro presidente Miguel Díaz-Canel al frente del nuevo Gobierno del país se encuentra en una acción concreta para subsanarlo. No obstante, quiero relacionar sintéticamente algunos de los más importantes peligros que nos asechan:

- Primero que todo el autoritarismo de quienes “congelan las relaciones con las masas en medio de la gran tarea”, al decir del Che, y se empinan sobre la población maltratándola en algunos casos, sin permitir la crítica objetiva a sus acciones. En esto es imprescindible tener en cuenta lo planteado por Fidel de que solo nosotros somos quienes podremos destruir a la Revolución.

- La dilatación de las soluciones de los problemas que tienen solución y que el burocratismo retrasa constantemente en sus interminables procedimientos vacíos.

- La acción de los dogmáticos y conservadores reacios a los cambios de todo lo que hay que cambiar, triunfalistas y acríticos.

- Las manifestaciones de corrupción principalmente en los comercios minoristas a que acude la población, que es maltratada con precios adulterados, pesajes incompletos y múltiples manifestaciones más de maltrato que a diario se cometen con gran impunidad.

- La existencia de unas cadenas de trámites burocráticos que muchas veces solo funcionan con coimas que hay que darles a los funcionarios para que funcionen.

Hay otros más, pero considero que con estos basta para expresar lo que quiero plantear. De conjunto actúan contra el prestigio de la Revolución y son victimarios de las esperanzas que necesita la sociedad para no quedarse estancada en su movimiento perenne.

En este orden de cosas, regresando al análisis de las crónicas que escribí en el 2017, en el orden cronológico hay una que publiqué en POR ESTO! con fecha domingo 9 de julio del 2017 y el título “En la hora de los hornos, un debate en que no cabe esperar (II)”, con el exergo “Los que defendemos el socialismo no queremos más poder que el de participar”, que considero viene muy el caso de lo que estoy planteando y que es explícita, que cito textual a continuación:

Queridos lectores de Crónicas Cubanas, considero muy oportuno el debate suscitado en el Blog Segunda Cita alrededor del centrismo, la tercera vía y las posibilidades y necesidades del debate de todos con todos con respeto a la opinión diferente, sin exclusiones onerosas, rencores, odios, ni insultos. En mi anterior crónica comencé a comentarlo, pero el espacio no me alcanzó, por lo muy profundo y extenso de su contenido, así como por los artículos y materiales que se han ido derivando de las opiniones y valiosos aportes planteados. Continúo, pues, y preveo que quizás necesite otras crónicas más porque este un asunto que requiere seguimiento y participación.

En este orden de cosas, hay un antecedente importante para el debate que les comento, también publicado hace algunos días en el Blog de Silvio que, aunque anterior al debate, creo muy importante traerlo a colación porque mucho tiene que ver con el tema analizado. Me refiero al artículo titulado “La primera vía o la revolución democrática en Cuba” de Julio Fernández Estrada,1 Julito como muchos le conocemos, excluido por la acción de los burócratas de siempre “defensores de fe”, como diría mi amigo Ravsberg.

Les confieso que cuando lo leí por primera vez me sentí profundamente conmovido e incluido en sus propósitos porque se fundamenta en conceptos genuinamente revolucionarios calzados por la verdad objetiva de las realidades que estamos viviendo.

Por otra parte, debo comenzar en mi juicio por decir que con mi muchos años de vida y de lucha revolucionaria inclaudicable, cargado de arañazos, exclusiones e ingratitudes, que en la realidad son pocos los artículos de política en los últimos tiempos que logran conmocionar mis sentimientos como lo hizo Julito. Quizás sea por causa de un vacío motivado entre otras cuestiones por la falta de Fidel entre nosotros, a partir de su extraordinaria capacidad intelectual indiscutible, y de su muy en especial pasión con que expresaba públicamente sus ideas. Se podría estar en desacuerdo con lo que decía Fidel, pero nadie podría expresar que no eran criterios intelectualmente bien pensados y bien planteados a profundidad. Ahora priman los silencios, las pocas intervenciones de sintético contenido, algunas veces cargadas de insultos y ataques extemporáneos, así como carentes del planteamiento de los horizontes que deberíamos alcanzar para poder aceptarlos, analizarlos, enriquecerlos, seguirlos y, en definitiva, opinar y participar. Silvio expresó en el debate que les comento que “lo que hacen es escribir una etiqueta en una sábana (por ejemplo: centrismo) en la que meten todo lo que les parece sospechoso”. También dijo Silvio que con esos enfoques en los extremos y la intransigencia: “le quieren meter en la cabeza a las nuevas generaciones que así se defiende el país. No se dan cuenta (o sí, pero no les importa) de que creando tanto recelo entre cubanos están ayudando a exterminar parte de lo bueno que nos queda y alimentando el mito de que en el socialismo no se pueden expresar ideas”.

Considero, pues, que quizás lo raigalmente más hondo del aldabonazo que plantea Julio Fernández Estrada es un llamamiento directo a la conciencia de quienes detentan en la actualidad los timones de mando de la sociedad cubana, planteado como un concepto básico ampliamente expresado en todo el contenido del artículo en cuestión que “Los que defendemos el socialismo no queremos más poder que participar… El socialismo solo se salvará si los jóvenes lo recogen de los contenes donde se conectan a internet para hablar a gritos con sus familiares de Miami, si hacen suyo el sueño y lo convierten en su obra”. Considero que es esencialmente significativa e importante también la afirmación de que “La izquierda cubana está viva. La primera vía no es, sin embargo, la de los burócratas. Nosotros sabemos que el socialismo se salva si el pueblo lo levanta en sus hombros y no fuimos nosotros, los nacidos en los 70, los que hemos quitado de los labios de los jóvenes la palabra socialismo”.

Notas

1 http://segundacita.blogspot.com/

http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=573151

Continuará.

Finalmente, les reitero mi correo electrónico con el propósito de que puedan trasmitirme dudas, criterios, opiniones y preguntas: fsmederos@gmail.com

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