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Líder social: profesión peligro

Por Zheger Hay Harb

La nota colombiana

Una de las relatorías que crea Naciones Unidas para temas o problemas específicos es la de defensores de Derechos Humanos. El relator Michell Forst estuvo en Colombia durante 14 días, durante los cuales fueron asesinados cuatro líderes sociales.

La situación que pudo observar en el país lo llevó a calificar la situación de dramática y sistemática. Esta última calificación es muy importante porque el gobierno se ha negado a reconocer la sistematicidad de estos homicidios por temor a que atribuyan su responsabilidad al Estado ya no sólo por faltar a las garantías que datan desde la emisión de la Declaración Americana de los Derechos Humanos que hace al Estado responsable no sólo por atentar contra ellos sino por faltar a la garantía que tiene obligación de brindar a todos sus asociados, sino por participación directa en ellos.

La violación de los Derechos Humanos llevó al gobierno de Ernesto Samper (1994-1998) a solicitar al secretario general de Naciones Unidas la instalación en el país de una oficina del Representante de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, cuyo periodo han ido renovando los gobiernos sucesivos ante la presión de la academia y las organizaciones sociales. El relator es una figura independiente de esa representación aunque trabajen en colaboración.

Forst también vino a Colombia por invitación del gobierno, que es la fórmula que se utiliza para estos casos, la mayoría de las veces respondiendo a informes de la sociedad civil, para que determine si ha cumplido con la protección a los líderes y para orientarlo sobre la mejor manera de avanzar hacia ella.

Según Indepaz (organización social) en coordinación con Marcha Patriótica y la Cumbre Agraria, entre el 1 de enero y el 17 de noviembre de este año han sido asesinados 226 líderes sociales y defensores de Derechos Humanos, lo cual muestra un incremento preocupante en relación con los dos años anteriores: en 2016 fueron asesinados 97 y en 2017 159. De las 226 víctimas de este año, 70 pertenecían a organizaciones nacionales indígenas, campesinas y afrodescendientes.

Durante los primeros 100 días del mandato del presidente Iván Duque han sido asesinados 120 líderes.

El relator recorrió buena parte del país en su visita y se reunió con el presidente y varios ministros y altos funcionarios del gobierno. Presentó públicamente su informe sobre lo que observó y analizó y comenzó su exposición pidiendo un minuto de silencio por los líderes asesinados.

Forst señaló que los líderes sociales se sienten inseguros por los constantes ataques que reciben, porque no tienen acceso a la justicia, porque son estigmatizados en el discurso de agentes del gobierno del más alto nivel que los llaman guerrilleros, criminales antipatriotas o informantes y los acusan de pertenecer a los paramilitares o a la guerrilla.

El relator indicó que los líderes corren mayor peligro en las zonas rurales, especialmente aquellas en donde actuó la guerrilla antes de su desmovilización porque el gobierno no cumplió con su compromiso de hacer presencia efectiva e integral en ellas para recuperar el territorio. Dijo así mismo que las víctimas son sobre todo miembros de juntas de Acción Comunal, miembros de organizaciones sociales y ambientales, indígenas, afrodescendientes quienes defienden el derecho a la tierra o que promueven el cuidado ambiental y líderes por derechos LGBTI.

Criticó al gobernador de Antioquia y al ministro de Defensa, el mismo que habló nada más posesionarse de la necesidad de “reglamentar” la protesta social, por la forma como han hablado de los defensores de Derechos Humanos. Recomendó a la fiscalía general revisar sus cifras e indicadores. Al gobierno le pidió priorizar la lucha contra la corrupción y recuperar el poder en los territorios donde los actores ilegales gobiernan de facto.

De las críticas del relator sólo se libró la Defensoría del Pueblo a la cual felicitó por su trabajo.

Concluyó la lectura de su informe diciendo: “He visitado muchos países, pero la situación en Colombia es dramática. Es la cuarta vez que vengo y estoy horrorizado: mi informe es la voz de los defensores”.

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