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Internacional

Animales ya extinguidos que nunca más volveremos a ver

Podemos pensar en la extinción como un evento excepcional que súbitamente aniquila a animales como los dinosaurios y similares… Pero la realidad es que las especies desaparecen con alarmante regularidad. De hecho, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), una ONG de preservación de la vida silvestre, se cree que unas 10,000 especies se pierden para siempre cada año. Sin embargo, el WWF dice que es difícil estar seguro de las cifras absolutas. Principalmente porque, para empezar, no sabemos con absoluta precisión cuántas especies existen

Un millón de especies están amenazadas, según sostiene un preocupante informe de la ONU sobre el impacto del ser humano en el planeta.  

Este mono de crin roja de tamaño mediano se ha considerado extinto desde principios de la década de 2000. El colobo rojo de Miss Waldron, que vivía en la frontera entre Ghana y Costa de Marfil, no tenía pulgares. Una criatura gentil, acostumbrada a vivir en grandes grupos en lo alto de las copas de los árboles, se vio obligada a cambiar su forma de vida cuando el hombre comenzó a acortar su hábitat. A medida que los bosques se redujeron de tamaño, los grupos de colobos rojos se volvieron demasiado pequeños, lo que condujo a una menor protección contra los depredadores y a la debilidad genética causada por la reproducción endogámica.

Declarado extinto en 2006, el delfín chino del río Yangtsé tenía un sistema de ecolocalización altamente evolucionado, muy superior al de otros delfines. Estaba tan bien configurado que podía identificar la posición de peces individuales. Pero el río se llenó de botes de pescadores, barcos y contaminación humana, y no pudo sobrevivir.

 

Esta especie de foca nativa del Caribe vivió alguna vez en el golfo de México, la costa este de América Central y las costas del norte de América del Sur. Pero fue perseguida por el aceite que se puede extraer de su grasa, y la sobrepesca de sus fuentes de alimentos afectó gravemente a las sobrevivientes. Fue vista por última vez en 1952 en la isla Serranilla, entre Jamaica y Nicaragua.

 

Este humilde mejillón vivió en el río Mobile de Alabama, en EE.UU., hasta aproximadamente 2006. El molusco filtraba el agua contaminada del río, pero los niveles de polución se volvieron tan altos que el animal ya no pudo soportarlos. La desaparición de esta simple criatura reveló verdades más oscuras sobre el agua, que se estaba llenando de productos químicos peligrosos de las fábricas y causando enfermedades fatales en la comunidad principalmente afroestadounidense que vivía junto a ella.

La vaca marina de Steller, pariente del manatí, podía medir hasta nueve metros de largo. Su notable aspecto, piel formidable y toda esa grasa valiosa la convirtieron en objetivo de los cazadores: aparentemente sabía a carne de res marinada en aceite de almendras. Se cree que fue eliminada por una combinación de caza y cambios en su entorno de alimentación, no mucho después de la desaparición del dodo.  

La belleza inusual de la pobre cuaga fue la razón de su extinción. La mitad frontal de este animal africano era rayada como la de una cebra, pero su mitad inferior era marrón como la de un caballo. El equino fue aniquilado hasta la extinción por cazadores furtivos. El último murió en cautiverio en la década de 1880.  

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